El Premio Nacional de Historia 2016 ha expresado públicamente su apoyo a la causa boliviana por obtener una salida soberana al Océano Pacífico.
Julio Pinto aseguró que el problema de fondo aún está sin resolver. Para el académico de la Universidad de Santiago, el haber acudido a La Haya es solo una expresión judicial de un conflicto mucho más profundo y que rebasa los límites de la legalidad, ya que, en definitiva, es un diferendo mucho más complejo, de tintes históricos, culturales, y políticos.
El historiador cree que la sentencia de la Corte Internacional de Justicia es solo una solución relativa, pues aún la demanda histórica del país vecino sigue insatisfecha : “El fallo tiene muy contento a nuestra cancillería y a todos los sectores más nacionalistas chilenos, que son bien numerosos, pero no resuelve el problema de fondo, o sea, con esto no es que la demanda boliviana se vaya a terminar ni que todos los ruidos que ha provocado hace tantos años se apaguen, yo creo que esto va a seguir pesándonos como un problema no resuelto en nuestras relaciones diplomáticas y de todo tipo con Bolivia, por tanto, es una solución relativa, porque no cierra el problema de fondo que es una demanda insatisfecha”.
“Mientras no se llegue a una solución, la relación armónica de ambos países y los intereses de ambos países van a seguir siendo una herida abierta que va a reventar cada cierto tiempo y que seguirá envenenando nuestras relaciones. Sin entrar a pronunciarme sobre la validez jurídica del fallo, que yo creo que debe tenerla, pero sí creo que, en términos políticos e históricos, el veredicto no pondrá un punto final a esta situación”.
Para Julio Pinto el “chovinismo” practicado deriva en comportamientos racistas y xenófobos. Por lo demás, el historiador cuestionó que solo se defienda la soberanía nacional en este caso específico con Bolivia, pero no se defiende a la hora de otorgar los derechos de agua a empresas transnacionales.
“Tiene una actitud lamentable, porque en lugar de buscar una relación más armónica con ellos, desatan conductas que son de un chovinismo irracional y que fácilmente derivan en actitudes racistas que no pueden poner orgulloso a nadie. Me sorprende que este tipo de reacciones no se produzcan cuando, por ejemplo, se le entregan los derechos del agua a empresas extranjeras, que es algo que sí vulnera directamente nuestra soberanía”.
Fuente: Radio U. de Chile