Por José Rivera Soto, director de Investigación y Posgrados de la Universidad de Viña del Mar
Hace unas semanas, como región tuvimos una buena noticia: éramos la segunda del país con más proyectos Fondecyt Iniciación adjudicados, alcanzado 51 propuestas financiadas en diversas disciplinas. Esta cifra respaldaba la decisión de instalar en Valparaíso la Seremi de la macrozona centro del Ministerio de Ciencia.
Los concursos Fondecyt privilegian la investigación motivada por la “curiosidad” de los científicos. Algunas voces sostienen que es un error, que deben favorecerse aquellas de aplicabilidad concreta y en temas predeterminados por el Estado. Esa lógica suele afectar, principalmente, un tipo de estudios: en artes, humanidades y ciencias sociales, que no siempre responden a problemas específicos ni de
funcionalidad visible e inmediata. Sin embargo, estas investigaciones poseen un fin estratégico. Veamos.
La Universidad Viña del Mar se adjudicó dos proyectos en esta línea: el primero, de la Dra. Carolina Pinto, sobre migración en Valparaíso desde la perspectiva de las organizaciones de la sociedad civil y el rol que las mujeres desempeñan en ellas; el segundo, del Dr. César Cáceres, sobre el Estado como agente de gentrificación en cerros de Valparaíso, con las transformaciones y desplazamientos inherentes a ese proceso.
¿Qué es lo estratégico en estas u otras investigaciones similares, motivadas por la curiosidad y validada por los pares especialistas? Pues bien, con ellas producimos conocimiento actualizado y pertinente sobre nuestra sociedad, ese organismo complejo y dinámico, tensionado por intereses diversos, tantas veces impredecible.
El estallido social que hemos visto la última semana en Chile, refuerza este punto. Una pregunta que se ha repetido con insistencia: ¿hubo antecedentes del descontento profundo y generalizado, señales que anticiparan las revueltas que venían? La respuesta es sí: en investigaciones por curiosidad en ciencias humanas, que van mapeando al cuerpo social y distinguiendo causas y efectos de sus
problemas.
Los Fondecyt Iniciación adjudicados en Valparaíso enseña una riqueza que otras regiones se quisieran: la generación de un conocimiento original y pertinente, cuyos resultados se discuten en universidades nacionales e internacionales del más alto nivel. Será labor de las autoridades hacerse de ese acervo producido por habitantes de la misma región, académicos cuya curiosidad investigativa ayuda a
iluminar las zonas grises, de mayor opacidad en nuestra sociedad, antes que se transformen en crisis.