“La pérdida de biodiversidad y el cambio climático aumentan notablemente el riesgo de aparición de enfermedades infecciosas transmisibles al ser humano”. Con esta afirmación comenzó su charla virtual la directora del Departamento Disciplinario de Medio Ambiente de la Facultad de Ingeniería, Dra. Eva Soto Acevedo, en una nueva sesión del ciclo “Quédate en Casa”, que organiza la Dirección General de Vinculación con el Medio de la Universidad de Playa Ancha(UPLA).
Soto recalcó que desde el año 2000 se habla del efecto protector de la biodiversidad, ya que en hábitats bien conservados los virus se distribuyen entre las especies y no afectan al ser humano, ya que existe una relación equilibrada.
“Cuando nosotros alteramos o destruimos la naturaleza, se debilitan los ecosistemas y se facilita la propagación de patógenos. Si nosotros quisiéramos buscar culpables, esto viene de la mano con la pérdida de biodiversidad en el planeta producto de la destrucción de bosques, intensificación agrícola y ganadera, cambio climático y tráfico de especies. Tenemos que tener en cuenta que el cambio climático impacta en la salud de las personas y magnifica las amenazas que afectan a la biodiversidad”, detalló Eva Soto.
En esa línea, citó a la organización internacional WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza), que plantea que, ante la pérdida de biodiversidad, los seres humanos pueden tener un contacto más directo con animales con los que nunca habían interactuado debido a la tala de bosques, la minería, la construcción de carreteras, las urbanizaciones y el aumento de población. Esto aumenta, según la entidad sin fines de lucro, el riesgo de estar a su vez en contacto con las enfermedades que puede albergar la fauna.
La ingeniera civil bioquímica agregó que más del 70 por ciento de las enfermedades infecciosas emergentes de los últimos 40 años, como zika, ébola y gripe aviar, entre otras, han sido producto de la zoonosis.
En ese contexto, recalcó que es importante la protección de la naturaleza.“Necesitamos cambiar las estructuras económicas y sociales que depredan la naturaleza. Nuestro propio proceso de desarrollo ha ido en detrimento de la naturaleza, por tanto, cuando tenemos diversidad de especies los patógenos se distribuyen en múltiples especies, pero si nosotros hemos alterado ese equilibrio pasa directo a nuestro organismo”.
Las cuarentenas, agregó, han dado un respiro al cambio climático, sin embargo,los riesgos epidemiológicos son sensibles al cambio climático, ya que la duración de las estaciones puede favorecer el desarrollo de enfermedades, sobre todo con temperaturas bajas y en condiciones de confinamiento.
Es por ello que “se necesita alcanzar un cambio de switch en la sociedad: urge cambiar el modelo productivo y social, cómo nos relacionamos con el otro y con el entorno (flora y fauna). La pregunta que tenemos que responder es ¿termina la pandemia y queremos volver a lo mismo? Si vemos cifras, en Ingeniería necesitamos datos para tomar decisiones y poder resolver: más de un millón de especies están en riesgo de extinción en el planeta, incluídos los polinizadores como las abejas. Esto nos llama a reforzar los ecosistemas naturales”.
Desde esa perspectiva, Eva Soto recordó los desafíos 2030 que tiene nuestro país en el marco de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, que surgieron del Acuerdo de París en 2015, y que esperan que los Estados contribuyan al cumplimiento de compromisos medioambientales, económicos y sociales.