Por Waleska Castillo López/ Asistente Social, ex directora Sernameg V Región.
La violencia de género en nuestra sociedad es estructural, las brechas, barreras y violencias que vivimos las mujeres a lo largo de nuestras vidas y en todos los espacios, se normalizan en la cotidianidad y se visibilizan en la violencia extrema, como es el día de hoy con el feminicidio de Ámbar. Nos impactamos decimos cómo es posible que esto ocurra nuevamente, salimos a la calle a tocar cacerolas prender velas a pedir justicia, hoy por Ámbar ayer por Antonia, expresamos la rabia y nuestra desesperación porque sabemos que mañana será otra niña, otra mujer con el mismo destino, el feminicidio.
El 3 de enero de 1991 se crea el Servicio Nacional de la Mujer, luego que la década anterior movimientos de mujeres y feministas exigíamos “democracia en el país y la casa”, se puso énfasis el vínculo entre lo “privado” y lo “público” de aquella época, donde existía una separación entre la familia y la política, hoy imposible pensar en esta diferencia.
El avance de la legislación en materia de equidad de género y violencia contra las mujeres en estos 29 años ha sido así, mujeres luchando por sus derechos sumando sororamente a otras mujeres logrando un despertar masivo el 8 de marzo del 2018 bajo la convocatoria de la coordinadora 8 Marzo con la huelga feminista más masiva de la historia de Chile, los lemas #niunamenos #metoo son parte del lenguaje de las mujeres y de una sociedad que dice basta las queremos vivas.
Hugo Bustamante fue condenado por homicidio de su ex pareja y no femicido, porque en aquella época no estaba en vigencia la ley 20.480 que fue promulgada el 14 diciembre del 2010 y sus últimas modificaciones con la ley Gabriela, de haber estado en vigencia no podría haber accedido a solicitar libertad condicional antes de los 40 años de privación de libertad efectiva. Desde el 5 de enero del 2017 se despacha desde el Ejecutivo al Congreso un proyecto de Ley denominado ´Vivir una vida libre de violencia´, legislación integral que muestra a la violencia de género de manera amplia, que deja en claro las responsabilidades de los distintos órganos del Estado, dando atribuciones en materia de promoción, prevención, investigación y sanción de la violencia, junto con ello entrega recursos frescos a estos organismos en el presupuesto de la nación.
Necesitamos voluntad política de todos y todas para promulgar con urgencia esta ley integral que permita cumplir con los compromisos internacionales firmado por nuestro país en materia de violencia de género, para transformar esta cultura de la violencia hacia las mujeres es elemental que los organismos del Estado tengan recursos y atribuciones para cumplir con su función, porque no queremos olvidar a Verónica y su hijo asesinados por el mismo agresor de Ámbar. En Chile aún no se reconoce la figura de feminicidio, este último delito sería caratulado como homicidio nuevamente, a menos que en el proceso investigativo se encuentren más pruebas. Sin miedo y con más fuerza, las mujeres decimos “si tocan a una respondemos todas”.