Por su bajo o nulo aporte calórico, los edulcorantes se han convertido para muchas personas en los sustitutos ideales del azúcar y en la alternativa para quienes deseen bajar de peso sin disminuir el sabor. Sin embargo, nuevos estudios han puesto en cuestionamiento la inocuidad de estos productos en la dieta.
La nutricionista Claudia Vega, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso, explicó el comportamiento de los edulcorantes en el organismo.
“Se ha descubierto que los edulcorantes podrían tener efectos sobre receptores de sabor dulce a nivel intestinal y desencadenar respuestas metabólicas, alterando la glicemia o insulinemia postprandial (es decir, cuánta insulina tiene en la sangre después de comer) y el apetito”, advirtió la académica.
En la misma línea, un artículo publicado en la prestigiosa revista Nature demostró que la ingesta crónica de edulcorantes no nutritivos tiene un efecto sobre la microbiota intestinal, aumentando factores pro-inflamatorios en el eje intestino-hígado, provocando intolerancia a la glucosa, comentó la nutricionista.
En relación al consumo abusivo de edulcorantes, para Claudia Vega el mayor riesgo de esta situación se daría principalmente en los niños, porque podrían alcanzar rápidamente la ingesta diaria admitida.
“Por ejemplo, un niño que pesa 18 kilos alcanzaría la ingesta diaria admitida de aspartamo y acesulfamo consumiendo ocho vasos de bebida light al día. A su vez, el mismo menor podría alcanzar el límite diario de la ingesta consumiendo dos unidades de yogurt light de 125 gramos. Es por eso que en niños menores no sería recomendable el uso de alimentos con edulcorantes. Además, el abuso de consumo de edulcorantes no nutritivos aumentaría el umbral de dulzor y con ello se podría estimular la necesidad de consumir alimentos dulces”, aseguró la nutricionista.
La académica UV también se refirió a los efectos metabólicos que no están considerados en la ingesta diaria admitida y podrían ser provocados incluso con un consumo menor al recomendado de cada edulcorante.
“Por eso es relevante continuar investigando esos efectos que podrían modular el apetito y la respuesta glicémica e insulinémica tras la ingesta de edulcorantes no nutritivos” señaló.
Tal como lo menciona Claudia Vega, un reciente meta-análisis concluyó que para el caso de la ingesta aguda de sucralosa, L-arabinosa, aspartamo, acesulfamo y sacarina no se observa un efecto metabólico relevante sobre glicemia e insulinemia en sujetos sanos y que podría tener un efecto positivo controlando la glicemia postprandial (nivel de glucosa en sangre tras las comidas) en pacientes con Diabetes Mellitus Tipo 2 (DM 2).
Otro ensayo clínico de hace un año encontró que efectivamente los adultos disminuyen la ingesta energética total incorporando edulcorantes no nutritivos en la dieta.
“También hay estudios, por ejemplo el de la profesora Verónica Sambra, egresada de la Universidad de Valparaíso, que detectó aumento de apetito tras la ingesta de edulcorantes no nutritivos. Al parecer, compensaríamos la falta de ingesta energética en un siguiente tiempo de comida y existen algunos ensayos clínicos que así lo han detectado. Sin embargo, un ensayo clínico en pacientes con obesidad, que incluyó 200 personas durante un año, demostró que la inclusión de edulcorante en la dieta promueve la baja de peso, disminuyendo la ingesta total de energía en el día”.
Tal como lo afirmó la académica, en relación al efecto en el colon, el riesgo estaría dado principalmente con aquellos edulcorantes que no se absorben a nivel intestinal (estevia, sacarina o sucralosa) y que podrían alterar los factores pro-inflamatorios, como lo reportó un artículo de Nature hace un tiempo.
Finalmente, la nutricionista aseguró que si se respeta la ingesta diaria admitida de cada edulcorante sería seguro su consumo y no habría toxicidad. Respecto a las respuestas metabólicas agudas, al parecer no serían significativas en sujetos sanos y resultaría beneficioso en DM2 (esto para sucralosa, L-arabinosa, aspartamo, acesulfamo y sacarina), según un reciente meta-análisis.
“Para el caso de los otros edulcorantes no nutritivos, como estevia y D-tagatosa, es necesario más investigación para determinar efectos agudos. Respecto a efectos crónicos dados, principalmente por el cambio o alteración de microbiota, los que podrían generar este problema serían sucralosa, estevia, sacarina y D-tagatosa, porque no son absorbidos a nivel intestinal y llegan al colon”, concluyó.