Por Mariela López Medrano
Periodista
Chile ostenta tristes récord en temas de salud mental, y estos se agudizan cuando se trata de los adolescentes. Problemas de depresión y adicciones, con altas tasas de consumo de alcohol, atraviesan la vida de los jóvenes.
Para los especialistas basta ver un poco el contexto de nivel de exigencia que están sufriendo. Existe una presión muy grande en el sistema educacional, hay casos en que se aplican exámenes para entrar a prekinder. Durante la enseñanza básica, los profesores y los colegios, están muy complicados por las pruebas SIMCE. Y en la adolescencia está la prueba para entrar a la universidad, donde deben definir a temprana edad qué Carrera seguir.
La ansiedad y la depresión campean entre los trastornos más comunes y algunos de estos factores tienen que ver con familias disfuncionales, donde a veces hay problemas de adicciones, falta de dedicación de los padres. Otros factores tienen que ver con el bullying y que se relaciona con las normas de género muchas veces.
Y los temas de pobreza influyen poderosamente, como no tener acceso a la salud y a la educación. Vivir en un ambiente de violencia permanente y con problemas de tráfico de drogas, donde se ve una salida rápida de la miseria, van formando una bomba de tiempo.
Otro tema importante, tiene que ver con aquellos trastornos psiquiátricos asociados a la identidad. Donde vivimos en un país en que asumir la identidad sexual es muy difícil. Existe mucho miedo a lo distinto, cuesta aceptar lo que sale fuera de la norma. Entonces estos adolescentes viven un verdadero suplicio.
Según la OMS, el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años. Esta cifra verdaderamente alarmante, nos debe llevar a desarrollar políticas públicas de prevención y como sociedad a hacer cambios estructurales, que tengan que ver con crear condiciones para que los jóvenes no se sientan excluidos, donde se les garanticen sus derechos básicos y como familias a entregarles tiempo y cariño.