La situación en Chile debido al COVID-19 es inquietante. Por tercera semana consecutiva, el país y la mayoría de las regiones registraron las cifras más elevadas de nuevos contagios, positividad, casos activos y uso de camas criticas de toda la pandemia. Eso llevó a las autoridades sanitarias a decretar la cuarentena total en casi todas las grandes ciudades del país, obligando a parte importante de la población a permanecer en sus hogares lo más posible, mientras -en paralelo- se refuerzan los sistemas de salud y se continúa con la campaña de vacunación.
Si bien estas medidas pueden ser atendibles, para el médico infectólogo y director del Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Valparaíso, Rodrigo Cruz, ellas no atacan la causa principal que estaría detrás del explosivo aumento de la segunda ola de nuevos contagios de COVID-19: la superpropagación.
“Está claro que la mayor circulación de población que hubo en el verano contribuyó a que las cifras se dispararan y superaran incluso a las del invierno pasado. Sin embargo, cada vez es más la evidencia científica que indica que detrás de esto está el fenómeno de la superprogación: el contacto de personas portadoras de una importante carga del virus, muchas veces asintomáticas, que pueden ser simples desconocidos o amigos y parientes a los que no vemos en forma habitual pero con los que entramos en contacto en forma esporádica o aleatoria en gimnasios, fiestas, matrimonios, funerales, misas, pubs, cafés o restoranes, donde por lo general el entorno suele ser de mayor confianza, hay un contacto físico más estrecho y se deja de lado el uso de la mascarilla debido a la naturaleza de esa actividades”, explica.
Asimismo, el especialista advierte que un reciente estudio realizado por investigadores daneses e ingleses concluye que en entornos complejos como lugares de trabajo y colegios, que tienen la característica de congregar tanto a contactos habituales como esporádicos o aleatorios, el fenómeno de la superpropagación también debiera considerarse, si bien este podría tener un efecto menor si se evitan la congregación de grandes grupos de personas en las oficinas y salas de clase.
El doctor Cruz precisa al respecto que si bien todavía no se comprende del todo el proceso de la superpropagación, hasta ahora se ha podido establecer que en los lugares y condiciones señaladas, entre el 40% y el 60% de las transmisiones ocurren a través de contactos aleatorios. Y entre los factores relevantes a tener en cuenta se incluyen tanto la velocidad a la que el propagador arroja el virus, las características del entorno en el que éste es disemino, la densidad de personas, su susceptibilidad y el tiempo transcurrido (minutos u horas) junto a un superpropagador.
“Esta evidencia es muy relevante y nos invita a repensar las estrategias que estamos aplicando, tanto a nivel general como el en Plan Paso a Paso, porque la superpropagación le da al COVID-19 un talón de Aquiles. Por ejemplo, las restricciones debieran apuntar mucho más a evitar los contactos esporádicos o aleatorios, lo que implica -incluso más que decretar cuarentenas totales- cerrar o impedir que se realicen aquellas actividades donde es más factible la interacción con ellos, y también reenfocar la trazabilidad, porque debemos hallar y evitar a los superprogadores, a ese 10% de infectados que finalmente es el que causa el 80% de los contagios en la actualidad”, concluye el médico infectólogo de la Universidad de Valparaíso.
Informe epidemiológico
El último informe epidemiológico emitido por el Laboratorio de Biología Molecular del Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Valparaíso da cuenta que en la semana comprendida entre el lunes 15 y el domingo 21 de marzo el número de casos activos en la Región de Valparaíso se incrementó nuevamente en más de un 20%, de 3.820 a 4.636, al igual que la tasa de incidencia o cantidad de personas capaces de infectar a otras por cada cien mil habitantes, que subió de 194,9 a 236,5.
“Al analizar la tasa de incidencia, vale decir, personas con confirmación o sospecha de COVID-19 que pueden infectar a otras por cada cien mil habitantes, se tiene que en la región su número aumentó nuevamente, alcanzando el valor más alto de este año y de toda la pandemia. Los casos activos, en tanto, aumentaron en la mayoría de las capitales provinciales, especialmente en Valparaíso, Viña del Mar y Quillota, hasta llegar a máximos de 1045, 873 y 299 respectivamente. Destaca positivamente San Antonio, donde estos han ido bajando de manera progresiva”, afirma el infectólogo Rodrigo Cruz.
En cuanto a la tasa de positividad, el informe del CIDEI-UV (elaborado en base a 1069 muestras para SARS-CoV-2, derivadas principalmente del Servicio de Salud Viña del Mar-Quillota) señala que entre el 8 y el 14 de marzo el porcentaje de los test procesados por esa unidad que confirmaron la presencia de COVID-19, con respecto al total de exámenes de PCR practicados durante esos días fue de 16,3%.
Esta subió casi un punto respecto de la registrada en la semana inmediatamente anterior, indicador que es cinco veces mayor a la que se considera adecuada para mantener a raya la expansión de la enfermedad.
El informe epidemiológico del Centro de Investigación y Diagnóstico de Enfermedades Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso es publicado cada lunes y complementa la información oficial entregada por el Ministerio de Salud.
(Foto: Agencia Uno).