Por Mariela López Medrano
Periodista
Existe una gran problemática en el tratamiento de la depresión en dos aspectos, por una parte está la dificultad para dar una terapia eficaz, porque aunque existen alternativas, más de la mitad de los afectados en todo el mundo y más del 90% en muchos países, no recibe estos procedimientos. Entre las causas está la falta de recursos y de personal especializado.
La otra traba tiene que ver con los diagnósticos tardíos, a veces demoran mucho en dar con el tratamiento adecuado, lo cual merma la mejoría del paciente y su calidad de vida, arrastrando consecuencias incalculables, tanto para las personas afectadas, como para su entorno familiar y laboral, entre otros aspectos.
Es esencial que la depresión sea diagnosticada precozmente y que se den los cuidados pertinentes. Sin ir más lejos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indica que los trastornos mentales, neurológicos y por el consumo de sustancias representan el 10% de la carga mundial de morbimortalidad y el 30% de las enfermedades no mortales. Y post pandemia estas cifras se dispararán, tornándose en un verdadero desafío para no colapsar.
Y uno de los desafíos será enfrentar el diagnóstico tardío de enfermedades psiquiátricas. Por ejemplo, en un estudio de la DMDA (Asociación Nacional de Depresivos y Maníaco-Depresivos), en Estados Unidos, el 48% de los pacientes con trastorno bipolar había consultado al menos a tres profesionales antes de recibir el diagnóstico definitivo. El 75% tardó diez años o más en obtener por primera vez el diagnóstico de trastorno bipolar.
Otro antecedente dado por el Ministerio de Salud en Chile, sostiene que un 75% de las personas que sufren depresión, consulta al médico general e indican que las formas «encubiertas» por síntomas físicos, generan consultas médicas repetidas, exámenes, tratamientos e interconsultas no resolutivas, elevando los costos de la atención médica y retrasando el inicio de un tratamiento eficaz.
Además existe otro indicio, que la mayoría de las personas con problemas de salud mental en Chile no busca atención de salud. Todo estos antecedentes forman una bomba de tiempo, que debe ser enfrentada de forma global, desde todos los estamentos para ir generando las instancias sociales, culturales y políticas, para desafiar con buen pie a esta marea que se nos viene encima.