Dos semanas atrás, las elecciones del 15 y 16 de mayo entregaron un resultado que cambiará la cara a la alcaldía de la Municipalidad de Viña del Mar. Macarena Ripamonti, de 29 años, militante de Revolución Democrática se impuso con el 38,17% de las preferencias y reemplazará en el sillón edilicio a Virginia Reginato (UDI) quien se mantuvo por cuatro períodos como jefa comunal.
En entrevista con el periodista Claudio Medrano en la primera edición de Radioanálisis, la Licenciada en Ciencias Jurídicas proyectó su administración y reflexionó sobre los desafíos que le esperan al asumir la jefatura de una de las comunas más importantes del territorio nacional, cuyo municipio ha sido cuestionado durante la larga administración de Virginia Reginato. La alcaldesa electa explicó que su equipo de trabajo elaboró durante la campaña, un plan llamado “de ataque para los cien primeros días” y que incluye medidas urgentes para realizar catastros, organización de departamentos y mejora de funciones de gestión al interior de la corporación.
“En el fondo, (queremos) aceitar la máquina para poder trabajar mejor, llevar adelante un plan de mediano y largo plazo y además poder instalarnos y generar una gestión más eficiente. Por lo pronto, pensando en el Concejo de instalación de fines de junio, hay tres prioridades: lo primero es realizar una auditoria de gestión y financiera a modo de diagnóstico. También, poner el foco en materia de organización en Atención Primaria de Salud porque hay un abandono de ella, hay centros que no cuentan con su arsenal de medicamentos completo por pagos retrasados y ello afecta la vida de pacientes crónicos, eso es una urgencia para este proyecto de municipio. También hay una prioridad en la red de abastecimiento permanente de los más de cien comedores solidarios u ollas comunes que hay en el territorio y para eso debemos generar las alianzas público privadas necesarias con ONGs por ejemplo para poder dar seguridad a estos comedores y que puedan entregar sus raciones semanales porque en Viña del Mar hay un problema de hambre”.
“También es muy importante que nos pongamos a trabajar en el resguardo del patrimonio ambiental, porque hay un conflicto socio ambiental muy grande en relación con la agresividad de nuestro patrimonio ambiental y con el mega proyecto inmobiliario en el paño de Las Salinas. Es inminente que debemos enfrentar y dar tránsito a estos conflictos, porque por mucho tiempo el municipio lo dejó debajo de la mesa”, agregó.
En cuanto al problema de la expansión inmobiliaria en Viña del Mar, la representante del Frente Amplio explicó que no hay una planificación de la ciudad para el futuro.
“Nosotros contamos con instrumentos de planificación territorial que son instrumentos que permiten planear de acuerdo a los marcos jurídicos y atribuciones que tiene el municipio. El instrumento de planificación que existe actualmente es del año 2002, por lo tanto tiene 20 años de retraso, y sus características demuestran que es reactivo y que no responde a las necesidades de una ciudad en el año 2021″, explicó.
La edil electa agregó que esta situación “genera problemas grandes porque hay especulación en el suelo, aumento del valor de la tierra, también hemos tenido problemas para generar construcciones de interés público de modo tal que se siguen expandiendo en las periferias las tomas de terreno, algunas por necesidad pero otras por negocios ilícitos. Hay un crecimiento descontrolado no sistémico ni sostenible en el tiempo, que finalmente lo que ha hecho es agredir el patrimonio ambiental de Viña del Mar, porque las ciudades como sistema no solo deben ser espacios donde se permitan vías de tránsito para ir corriendo al trabajo y del trabajo al hogar, también tiene que haber un componente de ocio, de deporte, de buen vivir y creo que eso ha sido postergado dentro del crecimiento inmobiliario desregulado y sobre todo, al margen de la opinión de las personas”.
“Hoy no podemos pensar medidas para la reactivación económica, para el dinamismo económico, en obras de impacto vial al margen de la participación de las personas, porque se supone que ellas son las beneficiarias que deben estar al centro de la política pública. Esto se llama bottom up y significa coordinar en la misma mesa al inversionista, a la institución pública, pero también a la persona que será impactada por ese proyecto y diseño de ciudad. Cuando una institución funciona de manera correcta, como bisagra se pueden evitar conflictos generando una participación de modo tal que no sea una sorpresa que pase una caletera de 600 metros por fuera del balcón de tu casa”, recalcó.
Consultada respecto de la proliferación de campamentos en la comuna y cómo pretende abordar ese problema, Ripamonti reconoció que Viña del Mar es una zona en la que hay mayor cantidad de estos asentamientos precarios y aludió al componente estructural del Estado en esa cuestión.“Eso está dentro del plan de 100 días el catastro de campamentos que no solo identifique técnicamente las vías de regularización, que son disímiles, sino que también haya una componente social en el sentido de comprender la tipología de quienes viven ahí, porque no solo hay que pensar en la construcción de casas sino también en el pensar barrios”, comentó.
Relativo al sector turismo y entretenimiento que es una de las característica de Viña del Mar, la electa alcaldesa evaluó las medidas impulsadas por el gobierno central.
“El Estado no ha respondido de manera estructural con buenas políticas y transferencias corrientes. En el debate público se habla del apoyo público al emprendimiento cuando en la realidad los instrumentos no dan cuenta de la realidad financiera de los emprendedores y emprendedoras y es muy difícil acceder a las ayudas económicas por la falta de capacidad de endeudamiento o el exceso del mismo. Eso es falta de competencia del gobierno o bien una falta de voluntad”, precisó.
(Fuente: Radio y Diario Universidad de Chile).