Por: Eduardo Torres Gutiérrez
Psicólogo de Asesorías Terapéuticas HuIllimapu
Docente Universidad de Valparaíso (UV) Sede San Felipe.
A usted le puede resultar extraño, pero para los pueblos originarios como el pueblo nación Mapuche, el pueblo Aymara, Quechua, Rapanui o Diaguita, por nombrar algunos, el año se inicia para el solsticio de invierno, o sea, el 20 o 21 de junio, según corresponda a dicho fenómeno telúrico y astronómico. Este hito, que no gobierna ni contra la humanidad, la Ñukemapu (Madre tierra) ya esta preparada y con nuevas energías para recibir las semillas, alimentarlas, nutrirlas, para que ellas den sus frutos en unos meses más.
Inti raymi le llaman l@s quechuas, Machaq mara dirán l@s aymaras y Wëñoy Tripantü (El retorno de un nuevo sol que dará la energía a la tierra para un nuevo año) dicen en el mundo Mapuche. Ahora usted se preguntará entonces ¿en qué año van los pueblos originarios?
Estudios acabados de diversos arqueólogos y antropólogos han demostrado que diversas vasijas de barro y distintos tipos de alfarería encierran en sus “decoraciones” perfectos calendarios astronómicos que ha ordenado las diversas festividades de los ancestros y los actuales pueblos indígenas. Sin ir más lejos en el Museo Arqueológico de Los Andes, gracias a la investigación y dedicación de su equipo y de su otrora director Don Carlos Coro Catín (Q.E.P.D), muestra en sus vitrinas alfarería Mapuche y del Valle del Aconcagua que dan cuenta de estos calendarios y que a simple vista pasan por los mal llamados “arte decorativo”.
Al respecto, el destacado antropólogo Carlos González Vargas ha efectuado por años interesantes estudios de la alfarería mapuche, pero más interesante resultan sus conclusiones que señalan que ese “arte decorativo” no fue fruto del azar o el resultado de algún estado alterado de conciencia producto del consumo de algún alucinógeno, muy por el contrario, González y Coro Catín, coinciden en una idea y ella es que “puede estimarse que la creación artística del indígena americano es, por norma general, intencionada, en cuanto que posee una significación, una dimensión simbólica, que está indisolublemente ligada a su pensamiento religioso».
Tom Dillehay, arqueólogo norteamericano, Isabel Hernández, Antropóloga trasandina, Carlos Ruíz Rodríguez, Doctor en Historia y Ana María Oyarce, Antropóloga Médica, estos últimos dos chilen@s, según sus descubrimientos e investigaciones, no dudan de señalar que nuestros ancestros existen acá desde hace 12.000 años aproximadamente. Ahora, sitúan el surgimiento de la cultura mapuche, como expresión única, autónoma, independiente y con una clara identidad territorial, entre el 600 al 500 a.C.
Con estos elementos se puede señalar que los pueblos originarios celebran más de 10.000 años de existencia, por eso son las identidades fundacionales de esta tierra, ya que tienen, el Rakin Tripantuwe o calendario ancestral, pero cuál es real significado de estas fiestas del “Wëñoy Tripantü” o “Año Nuevo Indígena”.
Para el pueblo Mapuche el 21 de Junio es el retorno del Sol, después de que éste se ubica lo más distante de la tierra dando origen a la noche más larga del año y se pueden avistar, al amanecer, en toda su plenitud radiante, las constelaciones “Kila Fücha Wanguelen” (Las tres marías o el cinturón de Orión), el “Namun Choike” o “Pünonchoike” (La Cruz del Sur) y el “Welu Witraw” (Constelación de Orión), sin olvidar los “Wüñellfe” (Lucero del alba) y “Wüñellfe Yepun” (Lucero del atardecer), esa conjunción interestelar es momento propicio para orar y dar gracias a Cha Chau Ngenechén (El Gran Espíritu y Padre Dueño de la Humanidad o Dios), así por lo tanto, l@s mapuche hacen vigilia y purifican sus almas (puam) haciendo el tradicional “Mongenthún”, baño en que se sumergen en las aguas de los ríos, lagos o mar (llueva o no llueva) para nacer distintos, con nuevos propósitos, redoblar el “Newen”, (fortaleza interior) con miras a mantener el Kümemongen (Buena salud) – tan alicaída por estos tiempos por la pandemia del COVID-19- y cultivar el respeto por la Ñuke Mapu (Madre Tierra) y luchar por su autonomía y autodeterminación. Para el Pueblo Mapuche estos fenómenos naturales son los signos que confirman la relación umbilical que tiene la humanidad con la naturaleza y el respeto por sus pares y todo lo que habita la Ñuke Mapu (Madre Tierra) que es conocido como el “ItrofillMongen” (Biodiversidad).
Se va el Rimü (el Otoño), que es el tiempo de siembra y comienza el Pukem (el Invierno) que trae las lluvias, vital elemento para hacer germinar la vida.
Con el pasar de los años la fiesta se ha confundido con la fiesta de San Juan, esta fiesta cristiana nace con la llegada de la invasión española (sólo unos 400 años atrás), y el Wiñoy Tripantü o “Wiñol Tripantü” es como la «Metanoia» para los cristianos, el «Yom kipur» para los Judios o el «Ramadán» para los Musulmanes, entonces, comparta y disfrute de este feriado que es propio de nuestros pueblos asentados desde tiempos inmemoriales y que venían festejando “a raudales su arrogancia de cardo”.
En la actualidad el 21 de junio, de hoy en adelante, será feriado y así ha sido declarado por las autoridades gubernamentales, pero no por buena voluntad de ellos, sino por exigencia de las distintas comunidades y organizaciones indígenas en Chile.
Vaya entonces mi saludo fraterno para todos los actuales habitantes de los pueblos originarios que viven en toda la V región y en el país y para tod@s las personas de buena voluntad.
“Fachü antü antü, amuai Füta Lipanqko kiñe kom puche eimën meu” (En este día, vaya un gran abrazo para tod@s ustedes).
(Foto: Fotos Archivo Huillimapu Autónomo).