Por Dr. Pablo Reyes Cabrera, académico de la Escuela de Ingeniería Civil Biomédica y miembro del Comité Ejecutivo de Gerópolis UV.
Cada vez son más numerosas las aplicaciones móviles con fines sociales, educativos y comunitarios en Chile y en el mundo. Un ejemplo de este incremento son las aplicaciones desarrolladas por los gobiernos de distintos países para el manejo y control de la pandemia por el COVID-19. Entre ellas podemos mencionar la aplicación chilena Coronapp, creada para alertar e informar a la población sobre la propagación del virus, mientras que a nivel internacional se ha destacado la app neozelandesa de trazabilidad NZ COVID Tracer, diseñada en el marco de un sistema nacional de contención de la pandemia que hasta la fecha registra solo 26 fallecidos.
Las aplicaciones móviles se presentan como una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida de las comunidades, particularmente en sociedades digitalizadas. Según estadísticas de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), a septiembre de 2020 existían 19,8 millones de conexiones móviles en el país, representando un alza de 7,2% en comparación a cifras de 2019. Respecto a las conexiones de internet fija, para el mismo periodo la Subtel registró 3,7 millones de conexiones, lo que se traduce en casi un 60% de hogares en Chile que ya cuentan con este servicio.
Si bien aún se evidencian preocupantes brechas digitales, como las que enfrenta el grupo etario de 60 años y más, lo cierto es que la integración digital avanza rápidamente, una reciente investigación de la Escuela de Sociología y el Centro de Estudios en Vejez y Envejecimiento UC reveló un significativo aumento del uso de celulares inteligentes en personas mayores, con un incremento del 47% al 55% de 2019 a 2020. A su vez, las personas de 60 a 69 años manifestaron la cifra más alta de uso de smartphone, con un 71%. Sin duda, esta disminución de las brechas digitales genera un escenario cada vez más favorable para que las apps impacten positivamente en las comunidades.
Para que este impacto social se concrete, las aplicaciones móviles deben conectarse con las necesidades de los territorios y hacer de sus funcionalidades una contribución innovadora, eficaz y de fácil acceso para los ciudadanos y ciudadanas. En tal sentido, como miembro del Comité Ejecutivo del Centro Gerópolis de la Universidad de Valparaíso, que actualmente se encuentra diseñando la aplicación Nodo60+ en el marco del “Proyecto NODO: redes de apoyo para las personas mayores”, liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Chile (PNUD), quisiera destacar cómo esta app ha logrado estar en sintonía con los territorios.
Nodo60+ ha sido creada para vincular a personas adultas mayores con redes de apoyo y ofertas de servicios, específicamente a aquellas que se encuentran aisladas o presentan vulnerabilidad social. La app pone en relación a distintos miembros de la comunidad que prestan ayuda a una misma persona mayor: visitas al hogar, llamadas telefónicas, retiro de medicamentos, provisión de alimentos o insumos básicos son algunas de las actividades que pueden llevar a cabo los integrantes de una red, quienes van registrando estas acciones en la aplicación.
La app se define como una herramienta digital de coordinación, lo que implica una conexión para el establecimiento de acciones, favoreciendo la trazabilidad de la red apoyo de la persona mayor y con ello facilitando la articulación de la ayuda proporcionada por distintos miembros de la comunidad.
Lo que la diferencia de otras aplicaciones es que detrás de Nodo60+ existe una articulación territorial previa. Gestores locales del equipo central de NODO han desarrollado un extenso trabajo de intervención, vinculación y sensibilización en las doce comunas del pilotaje. Este trabajo ha establecido un modelo operativo que deberá replicarse al momento de ampliar la cobertura de la aplicación al resto del país, proceso que incluye la activación de personas que de forma voluntaria se comprometan a la integración social de las personas mayores y a la conformación de comités barriales para el buen envejecer. Esto quiere decir que la aplicación se pone al servicio de un trabajo en directa vinculación con las comunidades, configurándose como una herramienta capaz de visualizar en un único espacio todas las acciones de apoyo que se realizan alrededor de la persona mayor. Nodo60+ permite mejorar la organización y aprovechar los recursos disponibles en las comunidades, contribuyendo a la autonomía de las personas mayores desde un enfoque de derechos.
En conclusión, uno de los principales desafíos para los desarrolladores de aplicaciones móviles que buscan alcanzar un impacto social es realizar un trabajo articulado con y para las comunidades, posibilitando que los diversos actores sociales se apropien de estas herramientas digitales y con ello garanticen su proyección en el tiempo; en el caso de Nodo60+, con la coordinación de las comunidades como acción clave para un buen envejecer.