Por Alejandro Chaparro Uribe
Profesor y abogado
Director de diario La Región Hoy
Para todas y todos aquellos que hemos estado durante tantos años en el trabajo social y en la actividad política, la muerte de nuestra querida amiga y compañera, María Medina Carrasco, nos golpea fuerte y sentimos que su partida como un hecho irreparable.
María fue de aquellas mujeres indispensables. Su sonrisa y buen ánimo nos acompañó durante años. Su amor por su familia fue un ejemplo siempre. Fue una extraordinaria amiga, don que cultivó con cientos de personas, de distintos signos y de distintas banderas.Fue una mujer militante, comprometida con su partido, a pesar de que durante no pocas veces sus dirigentes le dieron la espalda cuando ella quiso postular a cargos públicos en representación de su comunidad.
Pero su gran legado es, sin duda, su compromiso político y social por su campamento, el más grande de Chile, el Manuel Bustos de Viña del Mar. La lucha por la casa digna que encabezó María en su ciudad, fue un ejemplo no sólo en nuestro país, sino que se extendió a otras partes de Latinoamérica. Fue reconocida nacional e internacionalmente.
En este momento amargo, sea el recuerdo de esta mujer valiente, comprometida, jugada por su causa, cariñosa, buena amiga y compañera, una luz y un ejemplo de los que debemos seguir haciendo: no claudicar en nuestros ideales y en la lucha por los más débiles, hasta la muerte.