Con el objetivo de buscar a detractores y personas que han trabajado para las fuerzas extranjeras y a sus familias, los talibanes van «casa por casa», según un documento confidencial de la ONU publicado en las últimas horas, que multiplica el miedo y la desconfianza en las promesas de tolerancia y reconciliación hechas por el movimiento islamista radical.
El informe, redactado por un grupo de expertos en evaluación de riesgos de la ONU, dice claramente que los talibanes tienen “listas prioritarias” de personas que desean arrestar.
En primera línea están quienes ocuparon puestos de responsabilidad en las fuerzas armadas afganas, la policía y las unidades de inteligencia.
Desde que tomaron el poder en Kabul el domingo y en la mayoría del país, los talibanes intentan convencer al mundo y a los afganos de que no ejercerán el poder de la misma manera que entre 1996 y 2001, cuando dirigieron el país. En aquel momento impusieron una visión extremadamente rigurosa de la ley islámica, que penalizaba especialmente a las mujeres.
Pero este informe de la ONU muestra una situación muy diferente.
“Toman por objetivo a las familias de quienes se niegan a entregarse y las castigan basándose en la sharia” o ley islámica, declaró a la AFP Christian Nellemann, director del Centro noruego de análisis globales, el grupo de expertos a cargo de este informe.
“Tememos que las personas que han trabajado para las fuerzas estadounidenses, la OTAN y sus aliados así como sus familias, sean torturadas o ejecutadas”, agregó.
Ataques y amenazas contra periodistas
Los talibanes han insistido en que sus hombres no tienen autorización para entrar en los domicilios. “Algunas personas lo están haciendo, tal vez por ignorancia (…) Nos da vergüenza”, admitió en Twitter uno de sus responsables, Nazar Mohammad Mutmaeen.
“Persiguen para vengarse, sobre todo a los oficiales de los servicios de seguridad y la inteligencia”, denunció el exmnistro afgano de Interior, Masud Andarabi, a la radio británica Times.
“En las últimas 24 horas han extendido y acentuado sus búsquedas”, dijo Andarabi, que está escondido y su propia casa fue registrada tres veces desde hace cuatro días.
Este viernes, la cadena pública alemana Deutsche Welle informó de que el familiar de un periodista que trabajaba para ellos en Afganistán y que ya se encuentra en Alemania fue asesinado por los talibanes.
Por su parte, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) denunció que los talibanes han registrado esta semana los domicilios de al menos “cuatro periodistas y trabajadores” de medios de comunicación y que hubo reporteros agredidos.
Especialmente dramático fue el llamamiento de la presentadora de la televisión afgana, Shabnam Dawran, a la que se le prohibió trabajar esta semana. “A todos los que me escuchan, si es que el mundo me escucha: por favor, ayúdennos porque nuestras vidas están en peligro”, dijo en un video publicado el jueves.
Salir del país
Los talibanes han subrayado que quieren buenas relaciones diplomáticas con todos los países, pero que no aceptarán ninguna injerencia en sus principios religiosos. La mayoría de la comunidad internacional observa escéptica y afirma que juzgará “los actos” y no las palabras de los islamistas.
Algunas señales de oposición ante el nuevo régimen han comenzado a surgir. En el valle del Panshir, al noreste de Kabul, Ahmad Masud, hijo del célebre comandante Masud, asesinado por Al Qaida en 2001, junto al ex vicepresidente Amrullah Saleh, instaron a la resistencia y aseguraron que están reuniendo a hombres, civiles y exsoldados.
Esta región es la única que no está controlada por los talibanes.
Mientras tanto, miles de afganos han salido ya del país y otros muchos miles esperan a ser evacuados o batallan para conseguir un visado que les permita alejarse de los talibanes.
(Fuente: La Tercera y Agencia France Presse).
(Foto: AFP).