El terminal aéreo de la capital afgana, centro neurálgico de las operaciones de evacuación de estos últimos 15 días, está ahora bajo control talibán. Estos son los cuestionamientos en torno a su gestión luego de la retirada.
Los últimos incidentes mostraron que el aeropuerto podía ser objeto de ataques terroristas. Su seguridad es un tema crucial.
El atentado suicida el jueves, reivindicado por el Estado Islámico de Khorasan (EI-K), que dejó más de un centenar de muertos, entre ellos 13 soldados estadounidenses, se produjo en una de las puertas del complejo.
El lunes, el sistema de defensa antimisiles interceptó cohetes lanzados por el EI-K. La víspera de la toma del poder de los talibanes, el 15 de agosto, los estadounidenses y sus aliados organizaron un puente aéreo para evacuar a sus ciudadanos y a los afganos en situación de riesgo. En total, en dos semanas fueron evacuadas 123.000 personas.
Turquía propuso hacerse cargo de la seguridad, pero los fundamentalistas siempre han dicho que no aceptarían ninguna presencia militar extranjera después del 31 de agosto.
«Nuestros combatientes y nuestras fuerzas especiales son capaces de controlar el aeropuerto y no necesitamos la ayuda de nadie para mantener la seguridad y el control administrativo del aeropuerto de Kabul», declaró el lunes a la AFP un portavoz del movimiento, Bilal Karimi. Pero Michael Kugelman, experto sobre el sur de Asia en el centro Wilson Center en Washington, estima que una presencia extranjera para la seguridad es indispensable para garantizar el regreso de las compañías aéreas extranjeras, y que un acuerdo todavía es posible.
«Se trata de un entorno muy volátil en términos de seguridad», explica a la AFP. Las compañías comerciales «no se sentirán muy bien con la idea de ir a este aeropuerto», dice.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, declaró el viernes que, desde el punto de vista estadounidense, el aeropuerto fue entregado a «los afganos».
Estas últimas semanas, la OTAN tuvo un papel crucial. Su personal civil se ocupó el control aéreo, del suministro de carburante y de las comunicaciones.
Turquía también mantuvo conversaciones para suministrar ayuda técnica.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, indicó que su país estaba en negociaciones con los talibanes, pero con la insistencia de los islamistas en ser ellos los garantes de la seguridad, parece haber abandonado la idea.
Mantener y gestionar un aeropuerto es una tarea compleja. No es seguro que los talibanes cuenten con personal con suficientes conocimientos para ello, después de que estos días abandonaran el país miles de afganos cualificados.
Responsables estadounidenses reconocieron que el aeropuerto estaban en mal estado y que gran parte de sus infraestructuras de base estaban dañadas o destruidas.
Un piloto dijo a la AFP que el edificio de la terminal de pasajeros fue saqueada por personas que irrumpieron en el recinto en las confusas horas que siguieron a la toma del poder de los talibanes.
Para que regresen los vuelos comerciales se tendrá que reemplazar la torre de control aéreo.
Las dos pistas de vuelo siguen operacionales, como se ha visto en estas dos semanas de evacuaciones, pero tampoco están en muy buen estado.
Los talibanes han reiterado que quieren mantener abierto el aeropuerto civil. Pero sin verdaderas garantías sobre la seguridad, las compañías comerciales no regresarán a Kabul.
A estas empresas les espera un «auténtica tormenta de riesgo», vaticina Kugelman.
Tener un aeródromo operativo permitiría a los talibanes mejorar su imagen a nivel internacional.
«Si los talibanes buscan obtener el reconocimiento y la legitimidad de los gobiernos de todo el mundo, tienen que tener un aeropuerto que funcione, donde la seguridad esté garantizada, y en el que se puede confiar», añade el experto.
Los talibanes aseguran que los afganos que dispongan de un pasaporte y un visado podrán irse y regresar.
Pero, muchos afganos y observadores ponen en duda las promesas de los fundamentalistas, así como su compromiso a no atacar a las personas que trabajaron para las fuerzas extranjeras o el anterior gobierno.
También es muy probable que los afganos que no consiguieron acceder a los vuelos de evacuación tengan ahora demasiado miedo para volver de nuevo al aeropuerto, apunta Kugelman.
«Para muchos de ellos, que ya tiene razones para temer a los talibanes, la idea de huir del país a través de un aeropuerto controlado por los talibanes no es muy agradable», estima.
(Fuente: Emol).