Este Día Mundial del Medio Ambiente, que se conmemora cada 5 de junio, nos invita a tomar el camino hacia la sostenibilidad en todos los aspectos de la vida, tanto desde la esfera privada como pública. De acuerdo con la ONU, reducir las emisiones anuales de gases de efecto invernadero se ha convertido en una necesidad, pues de lo contrario la exposición al aire contaminado aumentará en un 50 % solo durante esta década.
En este escenario, cada vez el concepto de valorizar los residuos e implementar una economía circular se ha hecho más relevante. La valorización consiste en aprovechar un producto al máximo, a través de procesos de reciclado, reutilización o recuperación, dándoles un nuevo valor. Por su parte, la economía circular hace referencia a un sistema de aprovechamiento de recursos donde la reducción de los elementos es central, reemplazando el ciclo tradicional de fabricación, utilización y disposición.
En los últimos años, empresas y entes estatales han puesto sus esfuerzos en impulsar nuevos instrumentos de gestión ambiental que faciliten la reutilización de los desechos, o bien reducirlos lo máximo posible. Los residuos que se trasladan a destinos no autorizados tienen un fuerte impacto en la contaminación, la que ha ido creciendo con los años.
“Por lo tanto, ha habido una reflexión muy fuerte de parte de todos los actores respecto a que se viabilice el uso de aquellos materiales y sustancias que son desechadas y que podrían volver a utilizarse”, explica Jorge Cáceres, director del Centro de Medio Ambiente y Energía Sofofa.
Acorde a estimaciones realizadas por el gremio, anualmente se generan cerca de 14 millones de toneladas de residuos a escala industrial y minera en el país.
La evolución instrumental y la normativa asociada a la gestión de residuos ha ido evolucionando desde una dimensión principalmente sanitaria, que buscó a mediados del siglo pasado, el procurar que la disposición o eliminación se hiciera de manera controlada, hasta la ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), que promueve la disminución en la generación de residuos y fomenta el reciclaje de aquellos denominados como “residuos de productos prioritarios”, que incluyen: aparatos eléctricos, pilas, envases y embalajes, diarios y revistas, neumáticos, baterías, aceites y lubricantes.
“Esa ley establece toda una regulación en que aquellos que ponen estos productos en el mercado tienen la obligatoriedad de generar un sistema de gestión que se haga cargo de recoger los residuos y reinsertarlos en la economía, de manera de reducir la cantidad de residuos que van a parar a sitios de disposición final como los rellenos sanitarios”, dice Cáceres.
Hoja de ruta
El experto considera que la Ley REP es un gran paso en la dirección del fomento al reciclaje y al reúso.
Agrega Cáceres que la Hoja de Ruta para la Economía Circular, permitió sentar las bases para ir más allá ya que se requiere un relevante esfuerzo de modernización regulatoria, como por ejemplo, en todo lo concerniente a la valorización de residuos industriales y mineros.
En efecto, el código sanitario vigente ha cumplido con el objetivo de que materiales categorizados como residuos no terminen en cualquier parte sino en sitios debidamente autorizados.
Pero ese enfoque, que viene de mediados del siglo pasado, debe dar paso a un nuevo enfoque, que permita que materiales o sustancias con factibilidad y aptitud técnica para el uso, sean reincorporados de manera expedita a la economía, tal como se observa en países desarrollados.
Por este motivo, la Sofofa levantó un Comité de Economía Circular, integrado por empresas de diversos rubros asociados al sector industrial, con el objetivo de trabajar en conjunto para llevar adelante una propuesta de nuevos instrumentos habilitantes de la valorización, que permita por ejemplo, tipificar como productos secundarios o subproductos industriales y mineros a una cantidad de más de 8 millones de toneladas de materiales y sustancias con aptitud técnica de sustitución de materias primas de origen natural, con todos los beneficios que ello implica, no sólo en términos de productividad sino también de reducción de gases de efecto invernadero.
Agenda de implementación
Jorge Cáceres destaca la favorable acogida que el trabajo del Comité ha tenido en las autoridades, de manera que ha conducido a convenios de colaboración, cuya agenda de implementación se está delineando con el nuevo gobierno, tras el ambicioso objetivo trazado.
Sodexo es una de las empresas que forma parte de este Comité, prestando apoyo en la realización de estudios técnicos que permitan avanzar hacia la propuesta. Hoy en día, la empresa presta apoyo a sus clientes a través de un servicio de gestión de residuos, el cual, explica la jefa de Sostenibilidad de Sodexo, Carolina Bustos, tiene costos bastante elevados.
“La normativa vigente en Chile para los fines expuestos tiene un enfoque principalmente sanitario, y la gestión de los residuos se aborda entonces desde esa dirección en vez de hacerlo desde una aproximación más centrada en el reúso. Entonces, en el Comité nos hemos propuesto generar antecedentes de alto valor que permitan, junto con el Ministerio del Medio Ambiente, poder llegar a un punto en el que sea más económico tratar los residuos y darles un uso que llevarlos a un vertedero”, explica.
En específico, Sodexo cuenta con dos servicios: la gestión de residuos integral, que apunta al zero waste, y la gestión de productos orgánicos, derivados de los alimentos.
“Lo que no podemos disminuir de comida lo gestionamos, porque el residuo orgánico en vertedero genera gas metano, que es el gas de efecto invernadero más acelerante para el calentamiento global”, dice Bustos.
Por ello, Cáceres enfatiza que para materializar el concepto de economía circular es necesario realizar un esfuerzo público-privado. “Hemos visto en países desarrollados un esfuerzo de colaboración muy fructífero, en que el sector privado levanta información de alto grado de especificidad en lo que respecta a la tipología de procesos y las oportunidades de valorización, mientras que el sector público, haciendo uso de esa información, implementa normativa y otros instrumentos de incentivo que la viabilizan”, anota.
En este marco, la colaboración organizada por la Sofofa finalmente busca desarrollar estudios y proyectos piloto de carácter demostrativo, que faciliten al sector público abordar el diseño y puesta en marcha del desarrollo instrumental habilitante que es tan necesario.
“La declaración mundial Sodexo de Responsabilidad Corporativa es que queremos ser un socio para nuestro cliente en llevar altos estándares de sostenibilidad”, comenta Carolina Bustos.
“Entonces, nuestro compromiso en el Comité de Economía Circular es tomar el liderazgo en la provisión de insumos al Ministerio del Medio Ambiente y a todos los actores públicos involucrados, para que puedan poner en marcha instrumentos de corto, mediano y largo plazo que permitan no solo plasmar el concepto de economía circular en el país, sino que alcanzar todos los beneficios en sustentabilidad que ello se asocian. Esa es el gran objetivo de nuestra participación”, concluye.
Fotografía: Faro Travel.