El pasado miércoles el Presidente Gabriel Boric, en cadena nacional, pasadas las horas de su primera cuenta pública, confirmó lo que ya había expuesto pasado el mediodía en el Congreso: «Trenes para Chile».
“Me quiero detener en el Plan Nacional de Desarrollo Ferroviario, que recoge el anhelo transversal histórico de millones de personas: contar con una amplia red de trenes para Chile», expuso desde el salón de honor del Parlamento.
Sostuvo: «Este Plan contempla desplegar servicios de pasajeros urbanos y suburbanos, y avanzar gradualmente en la construcción de servicios interregionales de pasajeros en distancia media y larga. También contempla nueva infraestructura para servicios de carga y eleva el estándar de calidad en sus operaciones actuales (…) Nuestra meta es triplicar los pasajeros, pasando de los 50 millones de personas transportadas en tren el año 2019 a 150 millones de pasajeros el año 2026 (…) Desde esta ciudad puerto, anuncio que ya hemos comenzado a trabajar para hacer realidad el tren que unirá a Valparaíso y Santiago”.
Sin embargo quedó una pregunta importante dando vueltas: ¿y cuándo podríamos disponer de ese servicio?
El ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, lo aclaró: “Tenemos dos proyectos que han sido propuestos por privados y que llevan ya un tiempo siendo analizados. Y nos hemos propuesto, como nuevas autoridades, que en este año ya podamos cerrar esos estudios”.
Así, comentó, se debería decidir “cuál de las alternativas que tenemos es efectivamente la que genera más demanda”, respecto de los plazos que manejan.
En definitiva, la inauguración podría ser cerca del 2030.
“Esto tiene un costo muy importante, tenemos que ser muy cuidadosos respecto de cuál es el mejor trazado. Estamos decididos a avanzar y el tiempo que nosotros creemos que sería el momento más esperado para poder dar inauguración a un proyecto como este, debería ser en torno al 2030“, aseveró la autoridad.
Según el ministro del MOP se trataría del proyecto de concesiones más grande de la historia de Chile, con un costo de inversión de unos 3.000 millones de pesos.
Fotografía referencial.