Seamos honestos, es habitual que consultemos al médico respecto a una posible patología sólo cuando somos conscientes de evidentes síntomas de una enfermedad.
Sin embargo, los chequeos preventivos pueden aumentar las expectativas de vida. La pregunta es: la mujer asintomática, ¿debe controlar su salud independiente de si tiene malestar o no?
Solo durante la pandemia, según el último Kaiser Family Foundation’s Women’s Health Survey, un 38 por ciento de las mujeres encuestadas aseguró haber saltado o aplazado sus chequeos de salud preventivos anuales o rutinarios.
Según las normas internacionales, la población femenina puede comenzar a hacerse exámenes preventivos ginecológicos desde los 21 hasta los 64 años.
En Chile, el Papanicolau (PAP) se puede comenzar a realizar a los 25 cada uno o dos años, mientras que la mamografía se realiza desde los 40, una vez al año.
“Un examen preventivo o de chequeo es habitualmente sencillo y de bajo costo, además es útil para pesquisar factores de riesgo o enfermedades en etapas asintomáticas, de esta manera se pueden tratar y cambiar su pronóstico de corto y largo plazo”, explica la ginecóloga de Clínica Los Leones, Belkis Aranguibel.
Y es que las cifras preocupan, no solo a las autoridades sino al mundo médico.
Cáncer de mamas
En Chile, las mujeres tienen una expectativa de vida que bordea los 80 años, sin embargo, cada ocho horas fallece una de nosotras por cáncer de mama, siendo una de las principales causas de muerte en la población chilena.
La especialista señala que la detección precoz de esta y otras enfermedades son la principal arma con la que contamos en la actualidad para disminuir su mortalidad y para este diagnóstico temprano, la mejor herramienta es la mamografía.
“Las mujeres deben concretar ciertos controles programados cada un período de tiempo y la realización de exámenes de laboratorio o de imagenología para cada etapa de su vida”, afirma.
El control ginecológico, por lo general, se realiza con el inicio de la actividad sexual y ante la necesidad de usar un método anticonceptivo eficaz y seguro.
Belkis Aranguibel explica que es vital analizar la historia personal y familiar para identificar algunos factores potenciales de riesgo en salud.
“La consulta junto con el PAP deben realizarse cada uno o dos años hasta la postmenopausia, este examen consiste en recolectar células del cuello uterino con una tórula de algodón permitiendo detectar el cáncer cervical o descubrir cambios en las células del cuello uterino que en el futuro podrían producir cáncer”, enfatiza.
Dentro de las enfermedades crónicas es muy relevante la obesidad, ya que alcanza el 63,1 %.
Y que, junto a la diabetes e hipertensión pueden provocar una patología cardiovascular, por tanto, la especialista recomienda a las mujeres, sobre todo con sobrepeso u obesidad, e independiente de la edad, deben realizarse un chequeo general con exámenes de glicemia para pesquisar de manera precoz la diabetes.
En definitiva, toda mujer debería realizarse al año un control ginecológico, PAP, mamografía, control de diabetes, presión y colesterol.