El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es más común de lo que pensamos. Se caracteriza por una dificultad para coordinar y sostener la atención, y se ha relacionado en la historia con niñas y niños inquietos con problemas para mantener la concentración interfiriendo en su desenvolvimiento escolar y social.
El TDAH es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes de la niñez. Según un artículo publicado en la Revista Enfoques Educacionales en 2021, en Chile su prevalencia en edad escolar oscila entre el 1 % y el 20 %, cuyo porcentaje disminuye levemente a 7,4 % y 16 % a los 19 años, considerada una media concordante con la experiencia internacional de un 10 %.
La psicóloga de Clínica Los Carrera, Constanza Uribe, comenta que “los síntomas clásicos son la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, en la mayoría de los casos predomina una o dos de estas características”.
Las cifras apuntan a que el 67 % de los estudiantes con TDAH presentan entre uno o dos diagnósticos adicionales, como el Trastorno del Desarrollo de Coordinación Motora, el Trastorno Oposicionista Desafiante, Trastorno Específico del Aprendizaje o del Lenguaje.
“En términos de conducta vemos niños con dificultades para permanecer tranquilos por periodos largos de tiempo, mantener la atención, comprender y seguir instrucciones, cumplir con plazos o tareas en fechas/tiempo con límite, desarrollar procesos reflexivos, dormir o conductas escolares disruptivas”, asegura.
Y lo cierto es que la minoría de los casos, no presenta síntomas o dificultades en la adultez. Un estudio realizado a estudiantes de Medicina de la Universidad de Valparaíso publicado en la Revista Médica de Chile, reveló que el 63 % de los participantes resultó con diagnóstico probable de TDA.
¿Es necesario tratar siempre el TDHA?
Para Constanza Uribe no siempre es necesario “tratar” el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, ya que no todo déficit es “patológico”.
“La hiperactividad es típicamente disruptiva en el aula de clases, por ejemplo, y en ese caso podemos encontrar desde niños que pueden necesitar apoyo profesional hasta niños que necesitan incorporar otros hábitos de participación o que sólo requerían un profesor que use otras técnicas de enseñanza/ejercicios en ellos”, dijo.
Y agrega: “Parte importante del tratamiento en la infancia es sobre la conducta, se trabaja para canalizar los impulsos y la atención a través de terapia conductual específicamente adecuada a las habilidades, dificultades e intereses de ese niño. Pero eso no es suficiente en muchos casos, se debe trabajar con los adultos alrededor de ese niño (normalmente profesores y padres)”.
En el caso de los adolescentes y adultos, hay fármacos estimulantes que son beneficiosos en combinación con terapia, pero las habilidades para manejar tiempo o técnicas de organización son un trabajo de mediano y largo plazo.
“Si bien niños y adultos tienen muchas dificultades en el colegio, universidad y trabajos, trabajadas estas dificultades tienden a rendir mejor en tareas de agilidad mental y creatividad, por ejemplo. Lograr adaptarnos con nuestras capacidades y dificultades al mundo que nos rodea disminuye significativamente el estado de estrés constante, y esto a su vez está relacionado con los mejores niveles de desempeño. Siendo plenamente capaces de tener vidas exitosas precisamente por las características neurológicas que poseen”, concluye la especialista.