Ante las declaraciones que la exconvencional Rocío Cantuarias dio en una entrevista para un medio nacional, catalogando a la paridad de género del proceso constituyente como «una estupidez», las también ex integrantes de la Convención Constitucional, Alondra Carrillo, Bárbara Sepúlveda y Beatriz Sánchez, en conjunto con las dirigentes políticas Yasna Provoste y Fanny Pollarolo, y la activista feminista Teresa Valdés, salieron a defender «esta conquista democrática» e hicieron un llamado abierto a «adherir» por el Apruebo de la propuesta para una nueva Carta Magna.
A ellas, más de mil 800 mujeres, entre las que se cuentan las premios nacionales Diamela Eltit, Sonia Montecino y Faride Zerán, más las escritoras Alejandra Costamagna y Lina Meruane, firmaron una declaración, aseverando que «el derecho del que la exconvencional hace uso para expresarse (Cantuarias), se lo debe a millones de mujeres y feministas que corrieron los límites para lograr cambios. La lucha por igualdad y libertad ha sido larga y la propuesta de Nueva Constitución consolida ese camino y abre la democracia a más de la mitad de la población, a nosotras».
Sostienen las firmantes que «la participación de las mujeres no puede ser una contingencia, lo sabemos, y así también lo han entendido progresivamente los órganos del Estado y el mundo entero que nos mira con admiración por este avance civilizatorio».
«Esto se traduce —agregan— en la apertura de los espacios públicos y privados que han estado ocupados históricamente por hombres. Su sobrerrepresentación ha significado que gran parte de nuestros derechos y realidades se han invisibilizado y postergado, pero, además, que nuestros avances en derechos estén permanentemente en riesgo».
Educación de calidad
En ese contexto la declaración añade que «la política y la democracia se enriquecen y mejoran cuando todas y todos tomamos las decisiones. La primera Constitución del mundo escrita paritariamente significó grandes avances en derechos para todas: el reconocimiento del trabajo doméstico y de cuidados; el derecho a vivir una vida sin violencia; los derechos sexuales y reproductivos junto con el fin de la tutela sobre la vida y los cuerpos de las mujeres; una educación de calidad, laica y no sexista; un sistema de salud digno y que no reproduzca los estereotipos de género; la transversalidad del enfoque de género en la justicia y las políticas públicas, y más».
«La paridad se convirtió en un mínimo democrático. Llamamos a todas las mujeres del país a unirnos y afirmar estas conquistas. El cambio es ahora», cierra.