Por Jorge Astudillo Muñoz
Coordinador de Investigación de la Facultad de Derecho UNAB, sede Viña del Mar
En el Plebiscito de salida sufragaron 13.021.063 personas. Al margen del voto obligatorio que regía este proceso, es una votación histórica, ya que representa al 85 % del padrón electoral. En este gran marco de votación un 38,14 % de los ciudadanos respaldaron la propuesta constitucional y un 61,86 % optó por el rechazo.
Aunque las encuestas daban cuenta de un avance del rechazo para el plebiscito de septiembre, la verdad es que el resultado está muy lejos de los mejores y peores pronósticos de los partidarios de ambos sectores.
Desde ya es indispensable, proponer algunas causas, que, según mi punto de vista y sin intención de excluir otras, explican las razones del triunfo del rechazo.
La soberbia de los convencionales de la izquierda más extrema, quienes se embriagaron con el dulce sabor del resultado del plebiscito de entrada y la forma como quedó configurada la Convención, olvidando que muchos de ellos lograron su cupo con muy pocos votos, producto de un sistema electoral que sobre representó a las minorías.
La Convención cegada por un exacerbado triunfalismo, no supo leer la advertencia ciudadana manifestada en la elección presidencial y parlamentaria del 2021.
Los resultados de esas elecciones dejaron claro que el 78 % de quienes votaron apruebo no compartían totalmente el curso que la Convención le estaba dando al proceso.
Otra causa es la forma como se incorporó la plurinacionalidad. Al parecer la ciudadanía no logró entender ni aceptar las consecuencias de que Chile se transformará en un Estado Plurinacional.
La irrupción de políticos de centro izquierda como Ximena Rincón o movimientos ciudadanos como Amarillos por Chile, etc, fueron decisivos para instalar la idea de un rechazo transversal. El repliegue de las figuras de derecha partidista también contribuyó a este objetivo.
La delincuencia y la migración descontrolada. El clima de inseguridad, no pocas veces asociada a la migración irregular por parte de la ciudadanía (aunque no lo sea en estricto rigor), influyeron en un estado de ánimo menos dispuesto a cambios profundos. En tiempos inseguros las personas tienden a refugiarse en lo conocido.
Parte del bando que apostó por el apruebo trata de explicar el resultado culpando a los medios, las mentiras y la manipulación, evitando llevar a cabo una verdadera autocrítica. Es una falta de respeto seguir subestimando a la ciudadanía, hoy a más de 8 millones de personas. Esa actitud de sostener que «el pueblo es virtuoso cuando vota como yo quiero e ignorante cuando se aleja de mi verdad», nos llevó a perder una oportunidad histórica de darnos una nueva Constitución que representara a la mayoría de los chilenos.
A pesar del artículo 142 de la Constitución el proceso constituyente debe continuar porque la Carta Magna vigente cumplió su ciclo y no es viable políticamente tratar de mantenerla por sentirse la derecha democrática dueña del 62 % del Plebiscito.
Aprendamos la lección.