Por Sergio Escobar Jofré
Académico Escuela de Gobierno UCEN
El resultado del plebiscito de salida fue categórico, un número importante de chilenos/as manifestaron no estar de acuerdo con este texto borrador de la Constitución. Si bien el voto fue obligatorio, lo cierto es que, desde el inicio del día de la votación, se apreció a los ciudadanos yendo a votar con entusiasmo y ganas de participar.
Sin embargo, creo que es probable que muchos de los que votaron por la opción rechazo, lo hicieron pensando en aquellos tópicos específicos que, a juicio de cada uno, deben mejorarse.
Pero también no podemos negar que hay temas y leyes que son rescatables, y que recogen parte de las demandas que se instalaron en el contexto del estallido social.
Es por ello por lo que la nueva convención que se elija para redactar la nueva Constitución no debería partir de cero y enfocarse en modificar los tópicos que como sociedad chilena no nos sentimos identificados.
Para esto, las universidades podrían jugar un rol clave, realizando cabildos o trabajos en los territorios, que permita indagar cuáles son los temas del último borrador, que se deberían mantener y que tienen un amplio consenso, cabe destacar que las universidades tienen un alto prestigio y son muy valoradas por la opinión pública.
De esta forma, el trabajo de los convencionales partiría considerando los contenidos valorados y que deben continuar en el borrador de la constitución.