Por José Ossandón
El pasado sábado fui a ver a una de las mejores bandas de rock progresivo de la historia: Dream Theater. Iba con todo mi entusiasmo como seguidor de la música de este género. Compré las entradas apenas aparecieron en red. Febrero.
Fui con mi esposa, mi mujer, mi ñora, la madre de mis hijas. Le dije que quería que me acompañara, que viera, sintiera el motivo de por qué este tipo de banda me hipnotiza.
Llegamos a Viña del Mar. Nos costó estacionar el auto, pero dimos donde, al frente de la Quinta.
Caminamos. De la manito. Un montón de gente con poleras negras ingresando a la Quinta Vergara. Vendían poleras, gorras, un montón de cosas con las letras grandes: DT.
Pasamos primero por los guardias… Carné, Carné… Sacamos esa lámina donde sale nuestra foto y datos que hasta en los supermercados gritamos.
Qué.
No le entiendo el número.
Qué.
A ver, pase de movilidad.
Mi esposa pasó.
Yo no.
Solo tiene tres vacunas, caballero.
Me dijo una jovencita.
Ya…
No puede pasar.
Tengo la entrada, le dije.
Pase para allá.
Se han dado cuenta que en este país siempre a uno lo pasan “para allá”.
Finalmente Pass Line me dijo que no podía entrar por el pase de movilidad.
Pero tengo tres vacunas, le dije.
Así nomás, me dijo un guardia.
¿Y me devuelven el dinero?
No.
Fueron cien lucas que el Estado me robó.
Así de simple, porque según ellos yo podría estar contagiando.
¡Ja!
Cuánto bicho entró esa noche.
Me fui con mi esposa. No vi a DT. Algo de 100 mil pesos boté a la basura.
Nunca más quiero vivir eso, como un leproso.
Tengo tres vacunas. Pass Line me hizo sentir un delincuente. No me devolvieron la plata.
El problema es mío.
No me puse la cuarta vacuna.
Según la OMS la vacuna evita que te envíen a la UCI, que te entuben, pero sigues contagiando. Pero claro, el pase te da cierta autoridad en un país distópico. Seguramente esa noche al concierto entraron enfermos de toda índole.
Covid.
Creo que el culpable no es el coronavirus.
El problema es la gente que se cree una policía urbana.
Les dije: pero, por favor, tengo las entradas compradas, tengo vacunas…
No, me dijeron, son las reglas.
Esto debe terminar.