La compañía Lafamiliateatro durante sus 18 años de trayectoria, se ha dedicado a llevar a escena dramaturgias propias que exploran en la memoria histórica reciente de Chile, particularmente en casos que podrían facilitarnos reflexiones críticas sobre el estado actual del país, en términos antropológicos, políticos y culturales.
“Painecur”, escrita y dirigida por Eduardo Luna, se ha convertido en todo un suceso al establecer las claves de la relación crítica entre Chile y sus Pueblos Originarios, sobre todo en un contexto político y social altamente convulsionado.
La obra está inspirada en uno de los sucesos más conmovedores del terremoto de 1960, que tuvo su epicentro en el sur de Chile.
El montaje hace referencia a la muerte del niño José Luis Painecur en la Comunidad de Collileufu en el lago Budi y que, de acuerdo a las investigaciones realizadas por la compañía, guiadas por reconocidos especialistas en etnología jurídica, antropología jurídica y sabios mapuche, es el hito que da paso al resurgimiento del conocimiento ancestral Mapuche.
Eduardo Luna, director de la obra, reflexiona que “Painecur da cuenta de Chile, de sus prejuicios y contradicciones para asumir una identidad surgida del conservadurismo y clasismo propio de la colonia. La obra perfectamente podría constituirse como una reflexión escénica sobre nuestro estado actual y la urgente necesidad de transgredir los patrones heredados. No podemos avanzar si no reconocemos lo que nos antecede culturalmente y por lo mismo, la obra es precisamente un portal hacia un entendimiento que hemos rechazado históricamente”.
Equilibrio cósmico
El caso fue dado a conocer a través de la prensa de la época, exponiendo el “sacrificio” del infante como parte de un ritual mapuche para calmar la furia del mar, luego del poderoso terremoto y el posterior maremoto que arrasó buena parte de los pueblos costeros, entre ellos Puerto Saavedra a pocos kilómetros de dicha comunidad. Sumado a la conmoción de la catástrofe, entre las miles de muertes, la del niño Painecur se torna única: los mapuches de esa zona, para apaciguar las fuerzas del mar, consideraron necesaria su muerte.
El maremoto de mayo del 60 habría restituido la memoria de Kai Kai y Tren Tren, es decir, mito y rito se unieron para que en un nguillatún celebrado el 5 de junio de 1960 en Collileufu, un niño fuera la víctima propiciatoria del equilibrio cósmico. Las versiones sobre la elección del sacrificado apuntan a un sueño de la machi Juana Namuncura en el cual las divinidades exigían la inmolación de un niño.
En la obra, la cosmovisión del pueblo Mapuche es puesta en crisis por cuatro estudiantes de Derecho, que deben representar la audiencia de un caso que aún es una herida abierta y marca un antes y un después en la relación entre chilenos y Mapuches.
Tras una gira por diversas ciudades del país, este domingo 25 de septiembre, Painecur se presentará en función gratuita al público desde las 19 horas en el Teatro Municipal Juan Bustos Ramírez de Quilpué.