Por Silvio Becerra Fuica
Profesor de Filosofía
A pocos días de la ceremonia funeraria realizada por Inglaterra en honor a los restos mortales de la Reina Isabel II, y dadas las sorprendentes características de esta; se podría decir que fueron el marco fundamental, que puso de relieve los protocolos ad hoc y la cultura británica, que por siglos se han ido traspasando hasta el presente, ajustándola por cierto a la realidad tecnológica actual; como asimismo instalando en primer plano la realidad de las demás monarquías existentes aún en el mundo.
Para culturas como las de los países Sudamericanos en general y de Chile en particular, resulta incomprensible, la gran opulencia, fastuosidad y boato del ceremonial considerado para las exequias de la Reina Isabel II, las que fueron expuestas por Inglaterra a todo el mundo; teniendo presente las grandes dificultades económico-sanitarias que el mundo entero ha estado sufriendo durante los últimos años (2019-2022).
Si bien es cierto, esta ceremonia nos puede parecer a primera vista escandalosa, tenemos que recordar que Inglaterra es un país del primer mundo que posee una gran fortaleza económica, que se ha mantenido con algunos altibajos desde los tiempos de la post guerra, pero que, a pesar de ello, siempre termina imponiendo un importante equilibrio en sus arcas fiscales. Por lo dicho, este es un país que, a diferencia de otros, -como el nuestro-, se puede permitir este lujo para la despedida de su nonagenaria monarca.
Para un ciudadano normal de nuestro país, sobreviviente de una gran crisis social y pandémica; el que en estos momentos tiene grandes dificultades para mantener a su grupo familiar, como decía, le resulta chocante ver por las pantallas de televisión, una realidad de una dimensión económica y cultural que no entiende, porque no calza con la nuestra. Esto es lógico pues nos encontramos frente a dos dispares realidades, que se enfrentan y caminan por carriles paralelos, sin tener la certeza de que algún día estos puedan tener un acercamiento.
De buenas a primera, cuesta asimilar que una monarquía pueda seguir manteniéndose en el mundo globalizado actual, considerando que esto supone un super gasto —permanente— para el país que la detenta. No obstante, esto, países como Inglaterra que tienen por siglos una tradición monárquica, siguen defendiendo esta forma de gobierno.
Las monarquías se diferencian de las Repúblicas por dos razones fundamentales: el rey no es elegido por los ciudadanos y el cargo es hereditario y el poder político-administrativo esta, en manos de una sola persona.
Las monarquías pueden ser absolutas, cuando el monarca detenta el poder absoluto y constitucionales cuando el monarca gobierna de acuerdo a una constitución.
Inglaterra fue el primer país europeo en pasar de monarquía absoluta a monarquía parlamentaria, sistema de gobierno que se encuentra vigente hasta el día de hoy; donde el monarca ejerce la función de jefe de Estado.
Actualmente existen monarquías absolutas, contándose entre ellas: Arabia Saudita, Brunéi, Catar, Ciudad del Vaticano, Omán, Suazilandia.
El que existan aún algunas monarquías absolutas, indica la existencia de un tipo de gobierno dictatorial, que se opone a todo intento de gobierno democrático. Es por este motivo que la gran mayoría de las monarquías existentes son monarquías constitucionales o republicanas, donde los ciudadanos tienen mucho que decir.
Tras la muerte de la Reina Isabel II, le sucedió en el trono su hijo Carlos que gobernará bajo el nombre de Carlos III, que cumplirá el rol de jefe de Estado de Inglaterra, que, por ser una monarquía parlamentaria, hace que su poder sea más simbólico que real; siendo por lo tanto el parlamento y un primer ministro -elegidos por los ciudadanos mediante votación-, los que en definitiva llevan el peso del gobierno.
Finalmente, en relación a la persistencia de las monarquías; en este caso de las monarquías constitucionales, —Inglaterra— tiene que ver con el permanente apoyo por parte de la ciudadanía, a una serie de elementos políticos y económico culturales, que atraviesan transversalmente a la sociedad, los que, durante los últimos setenta años, han permitido que este país mantenga un sitial destacado a nivel global.