Por Francisca Fernández Cano
Académica Arquitectura del Paisaje UCEN
En el contexto de cambio climático global, en el que se encuentra la zona central de Chile, debido a la sequía extendida, y teniendo en cuenta que el paisaje vegetal de esta zona perteneciente al matorral y bosque esclerófilo es uno de los ecosistemas más degradados en nuestro país, parte de un hotspot de biodiversidad a nivel mundial.
Por ello los modelos de áreas verdes urbanas deben replantearse para favorecer la restauración paulatina de las ciudades en favor de mitigar las implicancias sociológicas asociadas al cambio climático. Las soluciones basadas en la naturaleza son una oportunidad para mejorar las condiciones socioambientales y económicas de nuestras ciudades.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las define como “acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales y modificados que abordan los desafíos sociales de manera eficaz y adaptativa; proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”.
Así surge la pregunta: “¿cómo integrar la biodiversidad local al diseño de paisaje urbano?”, desde la escuela de Arquitectura del Paisaje UCEN trabajamos en la elaboración de aportes para enriquecer el valor de nuestro paisaje urbano.
Esto habiendo recibido y organizado el reciente ‘VII Congreso de Flora Nativa’ que responde esa y otras preguntas, pasando por objetivos tales como potenciar la identidad del paisaje local desde la conservación y la educación, aumentando la calidad de las áreas ‘verdes’ urbanas, redefiniendo valores ambientales, socioculturales y estéticos acordes a las necesidades actuales de nuestra ciudad.
Específicamente la experimentación y conformación de asociaciones vegetales nativas y endémicas de uso urbano es incipiente en Chile, ya que los modelos que han sido desarrollados por años responden a patrones introducidos son insostenibles de mantener en la actualidad. Hemos visto en el último tiempo que algunos gobiernos locales han ido tomando medidas de emergencia en torno a las áreas verdes.
Cambio de las extensiones de césped por asociaciones vegetales de bajo requerimiento hídrico, inclusión de pavimentos permeables, riegos más eficientes, entre otros.
Si bien estas acciones son necesarias, también se hace imprescindible planificar un sistema integrado de áreas naturales dentro de la ciudad que funcionen como refugios urbanos para la biodiversidad, que estén conectado a la matriz ecológica del paisaje natural que circunda la ciudad (cerros, ríos, otros elementos naturales) que aún conservan altos porcentajes de la biodiversidad local nativa.
Es importante considerar que estos procesos de transformación que requieren nuestros paisajes urbanos deben ir de la mano con la participación activa de la sociedad civil.
La educación ambiental y la sensibilización de las comunidades son fundamentales para comprender e impulsar los cambios necesarios que requieren nuestros espacios naturales urbanos en post de incrementar los beneficios ambientales, potenciar el libre acceso y contacto con la naturaleza y aumentar la calidad de vida de todas y todos los ciudadanos.