Por Felipe Valdivia
Presidente de Anacon
La mayoría de las viviendas sociales en Chile, equivalente a 6 millones de unidades aproximadamente, no cumplen con los estándares mínimos normativos actuales y las familias viven en condiciones de hacinamiento, riesgo inminente de accidentes y con afectación importante a la salud de sus habitantes, producto de la presencia de asbesto, hongos y la alta contaminación intradomiciliaria de los combustibles de calefacción.
Existen subsidios de mejoramiento para estas viviendas entregados por el Minvu que permiten dar solución a lo planteado, con mejoras tales como: retiro de asbesto, acondicionamientos térmicos, instalación de paneles solares y fotovoltaicos, cambios de cubiertas, reparaciones estructurales, cambio de redes sanitarias y eléctricas, ampliaciones, entre otras.
El 2021 se benefició a 142.000 familias con estos mejoramientos. Sin embargo, esta línea programática ha tenido una importante disminución de sus recursos este año y lo programado para el 2023, y una poca priorización por parte del Minvu, lo que es bastante complejo y está generando consecuencias importantes.
La principal, es que existe un gran número de familias que llevan años esperando estas mejoras y que por ser de escasos recursos no tienen posibilidad de financiar estos trabajos pese a su urgencia y riesgo de accidentes.
Por un lado, el no realizar estas mejoras a tiempo genera que las viviendas se sigan deteriorando, generando consecuencias mayores.
También es complejo tanto para las empresas constructoras que trabajan en este rubro como para las entidades patrocinantes, muchas de éstas ya han quebrado frente al complejo escenario de los últimos años, y ahora con la baja o nula cantidad de proyectos adjudicados no les permitirá continuar funcionando o deberán reducir al mínimo su planta de profesionales y de mano de obra. Siendo este último punto extremadamente relevante, ya que aumentará los niveles de desempleo de trabajadores que ya se han ido especializando en este tipo de oficios de mejoramiento de viviendas habitadas con las complicaciones que eso significa.
Por otra parte, el sector de viviendas sociales tiene una incidencia de casi 20 % nacional con respecto a la emisión de gases efecto invernadero por el uso de combustibles de calefacción. El disminuir los recursos para el desarrollo de proyectos de acondicionamiento térmico y eficiencia energética seguirá contribuyendo a la contaminación existente.
Por último, frente al escenario nacional tan adverso en el cual nos encontramos, es fundamental la reactivación de la economía. Este tipo de proyectos, además de ser muy necesarios para las familias chilenas, permite: una rápida dinamización de la economía, dado que son muy rápidos de desarrollar y ejecutar; una gran inyección de contratación de mano de obra; y favorece la reactivación de pequeñas y medianas empresas.