Sueños, fantasías y alguna pesadilla asaltan Midnights, el décimo disco de estudio de Taylor Swift, de vuelta a la senda del pop electrónico, pero no tanto a la discoteca como a circular en plena noche por avenidas mentales entre la bruma y fogonazos de faros de coches hacia un amanecer en la playa.
El álbum se ha publicado de madrugada en todo el mundo en medio de un gran secretismo, sin más anticipos que la fecha de lanzamiento y algunas de sus fuentes de inspiración, básicamente las noches de desvelo (de ahí el título, “Medianoches” en español) ya sea enfrascada en el autosabotaje o en “fantasear con la venganza”.
También adelantó el nombre de los 13 temas, sus compositores (en todos ellos aparece como autora principal) y la existencia de una colaboración con Lana del Rey (“Snow on the Beach”) que ya había sido especulada por sus seguidores al haberse convertido ambas artistas en asiduas del mismo productor, Jack Antonoff, con el que repite aquí en un trabajo lleno de pequeños detalles.
El secretismo en este lanzamiento, que por otro lado muestra la total confianza en su marcha, constituye una anomalía en el mercado actual, pues hoy se busca exprimir las ansias de material nuevo de los seguidores con un goteo dilatado en el tiempo de muchos “singles” antes de la salida del disco para maximizar el número de reproducciones de todos ellos en plataformas digitales.
Carreteras
Frente a esas rutinas, Swift no ha lanzado hasta hoy ni un sencillo oficial que permitiera esbozar el estilo de Midnights: ¿Insistiría en el sonido “indie” e intimista de sus últimos LP, “Folklore” (2020) y “Evermore” (2020), o regresaría al ámbito pop que también le reportó tantas alegrías en “1989″ (2014) o “Lover” (2019).
Podría decirse que esta vez ha escogido el camino de en medio. Frente al componente orgánico y “folkie” de sus dos entregas previas, aquí abundan la producción de sintetizadores y el tratamiento digital de voces, pero sin desprenderse de un halo onírico y cierto aire de irrealidad.
Es como si, impulsada por el desvelo, la intérprete de “Cardigan” hubiese decidido tomar su coche en plena noche y en lugar de perderse por carreteras de montaña se decantara esta vez por poner rumbo hacia esa playa que evoca en “Snow On The Beach” junto a Lana del Rey, cuya colaboración se limita aquí a ser una presencia inmaterial, como el coro de un espíritu protector.
Fuente: Infobae.