Por Paola Espejo, Vicerrectora de UDLA Sede Viña del Mar.
A pocos días de culminar el año, comienza la época de balances. Es importante realizar un breve análisis de lo que deja este 2022 y los desafíos para el 2023, especialmente en el ámbito educativo en el país.
Ese año los estudiantes en todos sus niveles, escolares y universitarios, regresaron a clases presenciales luego de dos años de restricciones por la pandemia de Covid-19, situación que obligó a adoptar de manera urgente la modalidad de clases online y posteriormente los formatos híbridos.
La emergencia sanitaria exigió a los planteles de educación incorporar la tecnología para continuar con su labor, lo que evidenció aún más la brecha existente en esta área en Chile, principalmente en estudiantes y docentes, quienes debieron rápidamente aprender y actualizar conocimientos. Esta es una de las alertas que nos ha dejado este período.
Hay consenso general en que la brecha digital acrecentará las diferencias sociales en el futuro. Existe entonces el desafío país de disminuirla y ofrecer oportunidades de acceso a internet en todo el territorio. Considerando que en la última encuesta CADEM de bienestar “Sueños y temores de la Región de Valparaíso” la posibilidad de comunicarse por internet alcanza un altísimo valor, incluso mayor que el nacional, podemos concluir que este es un tema que interesa a toda la población, más allá del segmento educativo.
La falta de equipamiento tecnológico en los centros educacionales y la necesidad de renovación fue otro de los temas que surgieron con fuerza, lo que obligará a priorizar en el futuro estas áreas, ya que los avances tecnológicos en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje seguirán progresando.
Hay que destacar fuertemente el rol de docentes y administrativos del ámbito académico, la capacidad de adaptación, las ganas de perfeccionarse y la comprensión del contexto, puntos muy positivos y que nos engrandecen como país. Si bien la pandemia nos dejó problemáticas en los niveles iniciales de educación, este aspecto por cierto ayudará a que se subsanen en el menor tiempo posible.
Otro aspecto positivo es la nueva mirada hacia los programas en modalidad online y los entornos virtuales de aprendizaje, sobre todo las ventajas de educación para adultos, el acceso para las personas de zonas alejadas y las facilidades para quienes trabajan o tienen hijos pequeños. La educación online abre posibilidades e incluye a quienes estaban fuera del sistema, pero querían acceder. Este período validó esta modalidad ante la sociedad.
Para todos, pero principalmente para los estudiantes, ha sido un año arduo, de grandes adaptaciones, nivelación, cambios en todos los sentidos. Al culminar esta etapa, es hora de balances y proyecciones, pero también para descansar y vislumbrar el 2023, repensando la educación.