El Académico de la Universidad de Valparaíso, Alejandro Torres Mussatto, experto en las sociedades anónimas que controlan el fútbol chileno, dice que la concesionaria de la U eliminó una deuda mediática (con el fisco) para contraer otra con el mercado y así borrar la carga comunicacional de deberle al Estado.
Azul Azul informó a la Comisión para el Mercado Financiero que pagó su deuda tributaria y que, por ende, prorrogó la concesión del club Universidad de Chile hasta el 8 de junio de 2052. Al respecto, el académico sostuvo que “es una noticia relativamente positiva para el fisco. Sin embargo, la gestión financiera y deportiva de los actuales propietarios de Azul Azul no ha sido buena. Por eso, no creo que los hinchas de la U estén conformes con la prórroga de la concesión”.
Torres, quien ha analizado la industria del fútbol chileno desde una óptica financiera y ha sido crítico de la gestión de las sociedades anónimas deportivas en aspectos como la transparencia en las cuentas o las deudas tributarias, manifestó que “este es un pequeño triunfo a la constancia, pues hace dos años que estamos luchando para que el fútbol pueda ser una actividad gestionada con mayor limpieza. Y tanto el Consejo para la Transparencia como la Corte de Apelaciones de Santiago nos dio la razón en la petición de información que hicimos ante la Tesorería General de la República”.
Sobre el fondo de la operación, el académico de la U. de Valparaíso recordó que “en noviembre pasado, Azul Azul emitió un bono (instrumento de deuda) por cuatrocientas mil UF, cerca de 14 mil millones de pesos, con vencimiento en septiembre de 2032 (diez años) a una tasa de colocación del 6%”.
Al respecto, sostuvo que “me parece que finalmente lo que hace la empresa es cambiar la deuda. En lugar de tener una deuda con el fisco, en condiciones determinadas y sabiendo que los tribunales de justicia ya han determinado en primeras instancias que se deben conocer los convenios de pagos de dichas deudas, se contrae una deuda con el mercado a través de los bonos antes señalados, convirtiendo esta deuda mediática en una deuda comercial normal, con nuevas condiciones y sin el lastre comunicacional de la deuda fiscal”.
Asimismo, explicó Torres, se debe tener en cuenta que “el convenio original de pago entre la concesionaria y la Tesorería establece dos posibilidades. La cantidad que resulte mayor entre el tres por ciento de los ingresos anuales o el ocho por ciento de las utilidades anuales”.
El profesional agregó que “como la mayor parte de los años de su administración Azul Azul ha tenido pérdidas, el cálculo se ha realizado en función de los ingresos (que incluyen la televisión, venta entradas, ingresos comerciales, etcétera). Los pagos al fisco de la concesionaria han ascendido a más de cuatrocientos millones de pesos el 2020 y 346 millones para 2021, según los últimos datos disponibles. En dicho escenario, ese tres por ciento de los ingresos opera como un verdadero royalty (no es lo mismo pagar sobre los ingresos que sobre las utilidades), que representa una importante carga financiera anual”.
Sobre la extensión de la concesión de Azul Azul, el profesor opinó que “a mi juicio, quienes no deben estar muy contentos son los hinchas, pues no tienen una evaluación positiva de la gestión de los actuales propietarios de Azul Azul, con las campañas de los últimos años. Y, de no mediar una venta en el intertanto, pueden dirigir los destinos del club hasta el 2052. Desde esa perspectiva, una eventual venta futura, se valoriza al aumentar el plazo de concesión”.
Desde una perspectiva más amplia, Alejandro Torres concluyó que “lamentablemente, hoy no veo ánimo de cambiar la ley de sociedades anónimas deportivas, por lo que la viabilidad futura va a depender del interés de capitales extranjeros en su ingreso a la propiedad de los clubes”.