El análisis de más de 30 años de imágenes satelitales de las costas de la Región de Valparaíso, por parte de académicos del Centro de Observación de la Tierra Hémera de la Universidad Mayor, reveló la dramática situación que viven las playas del litoral central a causa de la acelerada erosión que las afecta.
Según los investigadores, la erosión en la mayoría de las playas de la región de Valparaíso alcanza una tasa promedio de 1,5 metros por año. Las playas con mayor erosión y riesgo de desaparecer serían Algarrobo y Cartagena, pero también están en una situación crítica Papudo, Maitencillo, Santo Domingo y Zapallar.
La erosión costera está siendo gatillada por múltiples factores. Dentro de ellos los más importantes, según los científicos, son las marejadas y el desarrollo inmobiliario sobre playas, humedales y dunas.
Waldo Pérez, director del Centro Hémera U. Mayor, explicó que “las marejadas están ocurriendo con mayor frecuencia e intensidad, es decir se están dando en todas las épocas del año con mucha más agresividad que hace 10 años atrás”. Este fenómeno, efecto del cambio climático, dificulta que la playa alcance a recuperarse, y es la principal causa de la erosión en Cartagena, señala el investigador.
En tanto, Idania Briceño, quien también es directora del Magíster en Teledetección U. Mayor, explica que en Algarrobo las causas más importantes de la erosión son “las construcciones sobre playas, entre humedales, sobre dunas, la extracción de arena de la playa para la construcción y el uso de vehículos motorizados en la playa para la pesca”.
Así, se proyecta que si se mantienen estas condiciones “en 10 años quedará la mitad de la playa de lo que hay ahora y en 20 años ya no va a existir la playa. La vulnerabilidad costera producto de las múltiples amenazas que afectan directamente sectores urbanizados construidos sobre playas y humedales, de mantenerse las condiciones actuales de oleaje, se verán afectadas promoviendo deslizamientos y pérdidas de infraestructuras. ”, advirtió Briceño.
Las estimaciones están basadas en el análisis de imágenes satelitales entre 1984 y 2022 que fueron validadas con datos locales aportados por la ciudadanía a través de las plataformas Coastsnap instaladas en varias playas del litoral central.