Por Cristian Poblete Venturini, académico de la carrera de Fonoaudiología de la Facultad de Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
Durante las vacaciones realizamos actividades que podrían dañar nuestra audición si no tomamos los suficientes resguardos, entre ellas encontramos asistir a conciertos; participar de actividades deportivas masivas; ser parte de iniciativas recreativas con equipos ruidosos (motos de tierra y agua o la caza); ir a fiestas en discotecas; usar herramientas que emiten fuertes sonidos para proyectos de remodelación en verano y por el exceso de contacto con el agua (mar, ríos, lagos y piscinas públicas).
La exposición a ruidos no laborales (recreacionales), efectuados de manera repetitiva, podría dañar estructuras sensibles del oído y afectar de manera permanente nuestra audición. No todas las personas tienen la misma susceptibilidad a sufrir daño auditivo al realizar estas actividades, y es algo difícil de saber sin evaluaciones clínicas adecuadas. La recomendación es prevenir y proteger los oídos contra el ruido si se encuentra en alguna de estas situaciones y con mayor razón si asiste con bebés o niños pequeños, ya que debe cuidarlos de esta exposición que puede ser nociva.
Para la protección de la audición, la idea es bajar los niveles de ruido a los que estamos expuestos. No se ubique cerca de parlantes, busque sectores para “descansar” sus oídos del ruido y limite el tiempo de la exposición lo más posible.
En algunas de estas actividades, los niveles de ruido pueden superar los 90dB lo cual requiere el uso de protección. Por esto, cuando estemos sometidos a altos niveles de forma continua, se recomienda el uso de protectores auditivos anti-ruido o colocarse sus fonos para escuchar música con cancelación de ruido, si es que los posee.
Protectores auditivos podemos encontrar de varios tipos (muy usados en actividades laborales), existen supra aurales (sobre los oídos) e intra aurales (de inserción en el conducto), estos últimos son más discretos y recomendados para las actividades antes mencionadas. Por otro lado, existen pasivos, que disminuyen el ruido de manera mecánica (filtrando o tapando) y otros activos, que de manera digital cancelan los excesos de ruido).
Asimismo, en verano suele aparecer la llamada “otitis del nadador”, que es una inflamación del oído caracterizada por una acumulación de fluidos contaminados. Esta afección puede producir inflamación del tímpano, dolor de oídos y salida de un líquido mucoso (pus), hacia el conducto auditivo, si el tímpano está perforado. Además, se sugiere evitar los excesos de humedad en el oído o el contacto con aguas poco higienizadas (piscinas públicas, ríos o lagos contaminados), donde se pueden encontrar diversos patógenos microbiológicos como parásitos, bacterias y virus, que son factores de riesgo y favorecen la generación de una otitis u otras afecciones del oído.
La recomendación es prevenir, utilizar protectores para el agua (ej. tapones de silicona a medida), secarse los oídos por fuera e intentar sacar el agua de los conductos. Evite usar cotonitos que pueden generar otros problemas o incluso favorecer la adquisición de una otitis externa. En cualquier caso, cuando falle la prevención, con un oportuno y adecuado tratamiento médico, esta afección será controlada.