Este 26 de abril se conmemora el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, por lo que es importante conocer que el oído puede ser dañado por distintas causas, una de las más comunes es la exposición a sonidos intensos, condición patológica conocida como pérdida auditiva inducida por ruido.
Son los trabajadores que, en su ambiente laboral se exponen a sonidos de alta intensidad, los que más pueden sufrir de este problema.
De acuerdo con la Asociación Americana de Habla, Lenguaje y Audición (ASHA), una persona podría estar expuesta un máximo de 8 horas continuas a un sonido de 85 dB (intensidad aproximada de una cierra eléctrica) antes de comenzar a sufrir daños auditivos permanentes. “Esto esta resguardado en la mayoría de las legislaciones donde se exige protección auditiva para los trabajadores, por ejemplo, de fábricas, aeropuertos, pilotos u otros donde existe este peligro”, subraya Rodrigo Troncoso, académico de la Escuela de Fonoaudiología de la U. Andrés Bello.
Sin embargo, existe un creciente riesgo de sufrir pérdida auditiva inducida por ruido fuera del ambiente laboral. Este segundo tipo es conocido como ruido recreacional.
“Los jóvenes son los que más se exponen a este tipo de ruido, cuando asisten frecuentemente a conciertos o locales donde se coloca música a alta intensidad”, destaca el fonoaudiólogo.
Asimismo, advierte que “lamentablemente, el nivel de ruido en estos ambientes no está tan bien regularizado, por lo que en muchas ocasiones podemos encontrarnos en situaciones donde la intensidad de la música sobrepasa fácilmente los 100 dB, nivel al que una exposición de más de 15 minutos ya puede empezar a ser nociva”.
El también magíster en audiología agrega que “si a esto sumamos la escucha de música a alta intensidad con audífonos, estamos frente a un problema sumamente grave que mostrará sus consecuencias no en muchos años más, especialmente en adultos jóvenes, los que presentarán prematuramente algún grado de pérdida auditiva, también conocida como hipoacusia”.
Ya en 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advertía que casi el 50% de los jóvenes de entre 12 y 35 años están expuestos a niveles perjudiciales de ruido y cerca del 40% a niveles potencialmente nocivos.
Según el académico de la UNAB, “queda en evidencia la importancia de tomar conciencia sobre nuestros hábitos auditivos, ya sea en nuestro trabajo o en aquellos momentos de ocio cuando nos exponemos a música intensa. Aún no existe un tratamiento médico que permita restaurar nuestras células auditivas, por lo que la pérdida de audición es irreversible”.
El uso de audífonos diseñados para la hipoacusia, a pesar de sus grandes avances tecnológicos y de proveer una mejoría importante en la calidad de vida de las personas hipoacúsicas, sigue siendo una medida terapéutica compensatoria.
Muchas enfermedades pueden ser prevenidas o retardarse en su aparición teniendo buenas prácticas que favorecen la salud general. La salud auditiva no es diferente y está en cada persona el poder darles a sus oídos el cuidado y protección que necesitan.