Académicos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Valparaíso advierten sobre los perjudiciales efectos del consumo de cigarrillos en la salud bucal. Según los especialistas, esta adicción acelera el desarrollo de cáncer oral y dificulta la detección temprana de enfermedades bucales, entre otros riesgos.
Jaime Segovia, jefe de la cátedra de Periodoncia, y Karina Cordero, directora de la especialidad Patología Oral y Maxilofacial de la Escuela de Odontología UV, señalan que el consumo de cigarros puede afectar la salud bucal de manera irreversible y en muchos casos de forma silenciosa. El daño que puede provocar el fumar en la salud oral es preocupante y puede pasar inadvertido para muchas personas.
Ambos académicos hacen un llamado a tomar conciencia sobre este problema y a buscar alternativas para dejar de fumar, con el objetivo de preservar la salud bucal y, en general, mejorar la calidad de vida de las personas.
En esa línea, Jaime Segovia afirma que “la nicotina genera muchos cambios a nivel bucal y particularmente afecta la salud de las encías”. Según explica, la periodontitis, que también se conoce como enfermedad de las encías, es una infección grave que daña el tejido blando alrededor de los dientes. Si no se la trata, puede destruir el hueso en el que se apoyan los dientes. Esto puede causar pérdida de piezas dentales: “Normalmente es una patología que se produce desde los 40 años en adelante, en la mayoría de la población, pero en personas fumadoras comienza mucho antes, se puede adelantar en una década con una tasa de avance muy rápida”, señala.
El académico destaca que uno de los riesgos asociados al consumo de tabaco es la pérdida temprana de piezas dentarias, además de complejizar los tratamientos y aumentar la probabilidad de pérdida de implantes de forma irreversible. Agrega que la nicotina, presente en el tabaco, contrae los vasos sanguíneos, disminuyendo la irrigación sanguínea y la inmunidad, además de retrasar la cicatrización.
Siguiendo sus palabras, fumar desencadena una serie de eventos, tales como el aumento de la temperatura del ambiente bucal, la reducción de oxígeno y el incremento de CO2, lo que provoca la pérdida ósea de forma rápida y temprana. Además, en ese ambiente ciertas bacterias empiezan a crecer en la boca, lo que acrecienta el riesgo de enfermedades dentales. Para tener en cuenta, el consumo diario de diez cigarros o más ya se considera de alto riesgo.
“Normalmente los primeros síntomas de las encías enfermas es el sangrado. Al lavarte los dientes, sangras, pero cuando eres fumador, como el tabaco produce vasoconstricción, no avisa. El cigarrillo oculta el síntoma del sangrado, por ese motivo los fumadores nunca se dan cuenta de que tienen la enfermedad, hasta que ya es muy tarde. El tabaco hace que la patología sea silenciosa”, asegura el odontólogo.
En ese escenario, el académico asevera que las personas no fumadoras con periodontitis podrían perder 0,1 milímetro de hueso anualmente, pero en el caso de los fumadores esa pérdida alcanzaría hasta un milímetro al año, lo que para el especialista es muy alto: “Es mucho, porque un diente desde la raíz mide de diez a doce milímetros. Entonces en diez años puedes perder un diente completo si fumas mucho”.
Por su parte, la odontóloga Karina Cordero señala que “las personas que fuman tiene mayor riesgo de que el implante no se integre al hueso y que se pierda antes del año o que sufra posteriormente una infección muy parecida a la enfermedad periodontal, que se llama periimplantitis. Según estudios realizados, se observa un aumento del 142 por ciento en fumadores, por los mismos mecanismos de la enfermedad periodontal, que disminuye la respuesta inmunológica frente a infecciones”.
La académica también explica los negativos efectos del cigarro cuando los pacientes presentan una osteítis alveolar, complicación muy dolorosa que se produce después de la extracción de un diente definitivo y el coágulo de sangre que se forma se desprende o se disuelve antes de la cicatrización de la herida, dejando expuestos el hueso y los nervios. Afirma: “En los pacientes que son fumadores —y por eso se les indica que no fumen después de una extracción dentaria— se ve disminuido el riego sanguíneo y todo lo que es la cicatrización y la reparación de heridas. Entonces en vez de cerrar al cicatrizar, puede quedar el hueso al descubierto. El hueso tiene muchas terminaciones nerviosas y si no es recubierto con el coágulo queda expuesto y produce mucho dolor y mayor riesgo de infección”.
Por otro lado, la especialista complementa: “El tabaco contiene muchas sustancias cancerígenas, como el benzopireno, que produce daño químico y también a nivel molecular, produciendo mutaciones en las células de la cavidad oral. Esas mutaciones provocan un daño permanente en la célula que podría transformarse en tumores malignos. Cada cigarrillo que se fume la persona está añadiendo más daño a estas células y esto es irreversible”.
El sector más frecuente en que aparecen lesiones potencialmente malignas en la cavidad bucal es la lengua. Por esta razón el auto examen o la visita periódica al dentista es clave para una detección temprana. “Las lesiones potencialmente malignas son un grupo amplio, algunas duelen y otras no; por ejemplo, las leucoplasias son lesiones asintomáticas. Por eso es importante el examen odontológico cada seis meses o el autoexamen. Las lesiones aparecen como placas rojas o blancas en la boca, al tomar una biopsia ya podemos ver los daños en las células. Si se detectan úlceras que no cicatrizan más allá de un mes, aunque no duelan, es recomendable consultar. Lo peor que pueden hacer los pacientes es consultar en Google. Siempre es mejor salir de la duda y que los vea un odontólogo”.
En Chile la mortalidad del cáncer oral alcanza el l 1,6 por ciento, mientras que la sobrevida es de alrededor de un 50 por ciento a los cinco años. No obstante, es uno de los cánceres más dolorosos cuando están en estadios avanzados.