Tras meses de búsqueda, esta mañana se confirma que el cuerpo hallado en el río Aconcagua pertenece a la joven desaparecida. La historia toma un giro cuando los parientes del imputado describen los intentos de Figueroa de ocultar el crimen.
La Fiscalía ha confirmado que el cuerpo hallado en el río Aconcagua pertenece a Michelle Silva, joven de 20 años desaparecida el 6 de enero en San Felipe. El principal sospechoso, Claudio Figueroa, actualmente en prisión preventiva y formalizado por femicidio, confesó el crimen, detallando cómo asfixió a la víctima en su domicilio.
La historia toma un giro con los testimonios de los familiares del imputado. Figueroa, inicialmente, intentó engañar a su propia familia sobre lo ocurrido, afirmando que el olor inusual en la casa provenía de ropa sucia. Su hermano, Claudio, alertó a la PDI sobre el fuerte olor a descomposición en el hogar que compartían: «Sentí el fuerte olor en toda la casa, como a podrido. Muy fuerte. De hecho, mi pareja también sintió el olor, como si algo se hubiese descompuesto».
Los familiares comenzaron a sospechar aún más cuando Claudio vio a su hermano salir de la casa con un voluminoso bulto que Figueroa aseguró que era ropa. Al regresar, el hombre estaba sudado, con la ropa mojada y arañazos en las piernas, alegando un intento de asalto.
La situación escaló cuando la madre de Figueroa confrontó a su hijo después de la visita de la PDI, quien inicialmente negó todo. Sin embargo, ante la insistencia de su madre de contar la verdad a las autoridades, Figueroa huyó y posteriormente confesó el crimen.