El humo de los incendios forestales es una mezcla de gases y partículas pequeñas emanadas de la combustión de vegetales, materiales de construcción y otros al quemarse. De estos componentes, los gases tienen efecto tóxico irritativo y las partículas finas son las causales de mayor daño, ya que por su tamaño alcanzan la vía aérea más fina y los alvéolos, produciendo daño directo a la respiración y la oxigenación.
Dado lo anterior, el mecanismo común es la activación de procesos inflamatorios de respuesta- tanto locales respiratorios como sistémicos- siendo cardiovasculares, neurológicos y/o renales, con evidente mayor riesgo en personas con antecedentes de enfermedades respiratorias, cardíacas, adulto mayor, niños y embarazadas.
En personas con enfermedades respiratorias preexistentes- como, por ejemplo, Asma, Enfermedad Bronquial Obstructiva Crónica, Fibrosis Pulmonar o Cáncer Pulmonar- el efecto del humo será desencadenar un proceso inflamatorio difuso de vía aérea desde la laringe a los bronquios, bronquiolos, alvéolos con edema, estrechamiento de vía aérea, obstrucción de bronquios, bronquiolos y, en casos más severos, edema de alvéolos y distrés respiratorio.
Atención con los síntomas
Respecto a los síntomas más comunes que los individuos deberían tener en cuenta después de exponerse al humo de un incendio, se pueden mencionar desde daño inicial con ardor ocular, ardor faringolaringeo, moquilleo nasal, progresando a dolor torácico, tos irritativa, sibilancias, disnea, taquicardia y cefalea.
La alerta será progresión de obstrucción, disnea, palpitaciones y compromiso de conciencia. En pacientes portadores de enfermedad cardiovascular o respiratoria la alerta debe ser precoz, con retiro de la zona afectada y acercarse a centros de atención médica, ya que el cuadro inflamatorio será más rápido y grave.
Frente a la aparición de síntomas respiratorios, la conducta inmediata es proteger a la persona con mascarilla, alejarla del sitio del incendio y del humo, controlar signos vitales como pulso, presión arterial, frecuencia respiratoria, audición de silbidos y saturometría. Si se cuenta con oxígeno, dar soporte y si se cuenta con inhaladores usarlos con aerocámara y precaución. En pacientes crónicos respiratorios hay que recurrir a su terapia habitual y en caso de que no respondan adecuadamente trasladarlos a un centro asistencial.
Consecuencias a largo plazo
El humo de los incendios forestales es un tipo complejo de contaminación atmosférica, y cuyos componentes variarán según lo que se queme, siendo mucho más nocivo lo proveniente de las estructuras de construcción que de la vegetación. Además, el remanente de cenizas- por su tamaño de partículas- continúa a largo plazo inhalándose y desencadenando reacción inflamatoria.
Esto se traducirá en agravamiento de síntomas y mayor morbilidad en pacientes crónicos respiratorios y cardiovasculares, en mayor frecuencia de enfermedades respiratorias por alteración de la inmunidad del sistema respiratorio secundario a la inflamación persistente con más infecciones, aparición de asma bronquial y en el caso de una embarazada, muy probablemente, alteraciones para ella y su hijo por el deterioro de la ventilación y oxigenación.
Por Dra. Isabel de la Fuente, especialista Broncopulmonar de Clínica Colonial.