Los campamentos generados por tomas de terrenos se han propagado exponencialmente en nuestro país, vulnerando la propiedad pública y privada, siendo escenario de varios eventos de alto impacto público. Estos campamentos, son denominados por Claudio Cerda como “Megacampamentos que operan como cuidades informales”, donde los Determinantes Sociales de la salud definidos según la OMS, como “las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud” no son propicios para esta población y que dependen, a su vez, de las políticas adoptadas.
Es así que el hacinamiento, la falta de agua potable, de alcantarillado, manejo de la basura, falta de energía, de fuentes laborales, repercuten en la salud de toda la población afectada y de los alrededores. Así mismo, la delincuencia, la contaminación y la alteración del medio.
Para los servicios de salud, los campamentos son un foco de alta demanda de necesidades sanitarias que son complejas de solucionar sin la coordinación de todo el estamento gubernamental. La demanda de salud también se ve aumentada por parte de la población vecina que se afectada por la presencia irregular de los campamentos, principalmente con el deterioro de la salud mental.
Indudablemente, estamos frente a un gran problema, donde los equipos de salud deben estar cada día más preparados en sus competencias para enfrentar estas grandes inequidades. El desafío ya se conoce a nivel nacional, para enfrentar este problema multifactorial y disminuir las consecuencias y el deterioro de la salud de la población.
Dra. Katiuska Reynaldos Grandón, académica Doctorado en Ciencia de Enfermería U. Andrés Bello.