Nos estamos acercando al mes de abril y específicamente al día 23, en que se celebra el día internacional del libro, fecha que fuera promovida por la UNESCO el año 1988; importante día que tiene que ver con un trasfondo cultural sin igual, que tiene como objeto la puesta en valor y el apoyo de una actividad, que a primera vista pareciera ser de gran simplicidad y de hecho placentera que realizan las personas, mediante la cual y desde un punto de vista humano, es posible encontrar resultados inesperados que satisfacen sus propósitos de vida; los que ciertamente por sus características cualitativas, no se encuentran a la venta en el consumismo mercantil imperante en la sociedad actual.
La lectura de un buen libro es un gran regalo, que muchas veces no sabemos apreciar, especialmente en los tiempos actuales, en que como seres humanos nos encontramos invadidos o bombardeados hasta la médula de nuestros huesos, por una serie de circunstancias que surgen al amparo del gran desarrollo científico-tecnológico, que como el más potente de los virus pandémicos se ha instalado a nivel global, con los nefastos efectos que ya se están dejando sentir con fuerza, sin que la humanidad pueda hacer nada -hasta ahora- para contrarrestarlo; dejando como resultado una cantidad sorprendente de datos -más que información y conocimiento-, que mantiene a la gran población en vilo sin saber cómo enfrentar este desmesurado fenómeno de gran afectación individual y social; que ha llevado a la aparición de las llamadas ciencias de la información, sustentadas en sofisticados sistemas de software y hardware que las convierten en las únicas con la capacidad de guardar información en formato digital, pues el papel ya no es capaz de soportar semejante peso.
En este contexto leer es efectivamente uno de los pocos regalos de fácil acceso a los que aún pueden acceder las personas sin tener que entrar en grandes gastos y dificultades; para entender esto es necesario retornar a los tiempos del buen leer, espacio del cual fueron parte privilegiada una gran cantidad de las ahora personas mayores, que tuvieron la oportunidad de vivir en un entorno de marcadas diferencias con las circunstancias de vida actuales, el que ponía a disposición de las personas un ambiente adecuado para la lectura y su comprensión. Estos buenos tiempos de la modernidad -que fueron parte del siglo XX- propicios para disfrutar de la lectura y del acceso reposado al conocimiento, cambió definitivamente como resultado del desarrollo científico y tecnológico aplicado a la sociedad en general, desestabilizando este remanso de sincronía entre el libro y las personas con acceso a los libros y su lectura; pues esta nueva manera de enfrentar la vida en todas sus facetas fue y es definitivamente diferente.
Una muestra de ello, es que el ser humano actual tiene ante sí demasiadas respuestas pero muy pocas preguntas, todo esto debido a que este nuevo modo de vida tecnologizado nos entrega todo ya digerido y terminado, arrebatándonos la oportunidad de ser críticos, creadores e imaginativos. Este fenómeno social es una paradoja en sí, pues escapa a toda lógica en la configuración de su desarrollo; pues siempre hemos sabido que para que existan respuestas es imperativo que primero se hagan preguntas; como podemos ver, en este momento nos encontramos inmersos en un enrarecido ambiente de puras respuestas, que lo único que provoca en el ser humano actual, es un estado de espesa somnolencia y pérdida del rumbo en la búsqueda de un fin y bien común, permaneciendo las personas en un estado de pretendida consciencia, asumiendo y aceptando sin mayor reflexión y análisis todo lo que la actual sociedad nos dicta, que nos ubica en un preocupante panorama que muestra el cómo se ha ido perdiendo una de las mayores facultades del ser humano, el pensamiento crítico, lo que actualmente califico como una de las mayores pérdidas sufridas por el ser humano en el devenir de lo social.
Si dedicamos una fracción de nuestro tiempo a reflexionar sobre este dicho, es posible que logremos entender el relevante significado de la lectura en nuestras vidas, considerando sus beneficios -que son muchos- y la proyección que a partir de esta podemos dar a nuestro caminar por el mundo en la búsqueda de propósitos que den sentido a nuestras vidas.
El mundo del que formamos parte, nos tiene empantanados sin saber qué hacer con tal cúmulo de información, la que, en un flujo imparable y permanente, supera toda nuestra capacidad de poder ser manejada y entendida por nuestro cerebro; lo que es una realidad vigente en nuestros días. Es por este motivo que es vital entrar en consciencia de esta preocupante realidad, con el fin de encontrar un punto de partida, o la formación de una corriente de opinión, que aúne consciencias en este sentido, de manera de poner en el sitial que le corresponde a la lectura, como una actividad trascendente para la realización de los seres humanos en su permanente búsqueda de un futuro mejor, no solo para una persona en particular, sino que para la sociedad en su todo, teniendo presente que de esta maravillosa actividad, sólo podemos esperar lo mejor.
Pero, ¿Qué podemos decir acerca de las bondades y beneficios de la lectura?
Sin duda alguna podemos afirmar que son muchos los beneficios de mantener el buen hábito de leer en forma regular algunos libros que sean de nuestro interés, proceso que con el paso del tiempo abre para el lector, un impensado horizonte de nuevos intereses que le permiten desarrollar los pensamientos cognitivos e interactivos de éste, permitiendo de este modo la construcción de nuevos conocimientos que se van asentando en nuestro cerebro, los que siempre se mantendrán activos, permitiendo su proyección e interrelación con un presente y un esperanzador futuro tras la búsqueda de los fines propios del ser humano.
Leer es beneficioso a toda edad, pues permite desarrollar y perfeccionar el lenguaje, mejorando la expresión oral y escrita con énfasis en la ortografía y el aumento del vocabulario, permitiendo el aprendizaje de estructuras gramaticales y semánticas nuevas. El desarrollo de las habilidades lectoras, será parte decisiva para que las personas puedan acceder al mundo de la cultura, en la actual era de la revolución de la información; en el caso de los niños estimula fuertemente la imaginación, ayudándolos a enriquecer el lenguaje y mejora de la capacidad de comprensión; favoreciendo con ello el desarrollo cognitivo, la memoria, concentración y creatividad.
La lectura además de favorecer la imaginación, fomenta el interés por el aprendizaje de temas desconocidos, despertando con esto una gran curiosidad que permite la ampliación de nuestro horizonte sin que tengamos que desplazarnos físicamente, preparándonos de este modo para el ingreso al mundo del lenguaje abstracto.
El libro y su lectura nos permite ser viajeros en el tiempo, pues a través de este podemos conocer otras personas, otras historia y otros lugares, ya sean del pasado, el presente o de un imaginativo futuro; información y conocimientos que nos habilitan para el relato de nuestras propias historias, provocando en nuestras mentes una apertura y una oportunidad para comunicar todo el bagaje de conocimientos adquiridos, en un ámbito propicio para la expresión de nuestros sentimientos y emociones, instancias que son propias del ser humano.
El cerebro es un órgano más del cuerpo humano, el que para mantenerse operativo y en forma, requiere ser alimentado permanentemente; siendo la lectura uno de los alimentos de mayor nutrición para este. Cuando leemos, estamos obligando al cerebro a pensar, a ordenar ideas, a interrelacionar conceptos, a ejercitar la memoria y a imaginar, lo que permite mejorar nuestra capacidad intelectual, estimulando nuestras neuronas. No en vano se dice que leer estimula la mente, actividad que fortalece la mantención del nivel cognitivo, permitiendo con ello reducir los niveles de deterioro cognitivo previniendo problemas de alzhéimer o demencia senil.
Desde aliviar el estrés hasta mejorar la función cerebral y aumentar la empatía, los libros son capaces de hacer mucho más que entretener a las personas que los disfrutan. De hecho, leer es el mejor ejercicio para tu cerebro e incluso puede mejorar tu memoria.
La lectura puede ser un escape maravilloso del estrés de la vida cotidiana; con solo abrir un libro te estás permitiendo acceder a un mundo literario que te ayuda a sobrellevar de mejor manera los factores de tu estrés diario, pudiendo incluso, producir un relajamiento del cuerpo al reducir el ritmo cardíaco y aliviar la tensión muscular.
Pues bien, por todo lo antes mencionado, resulta innegable pensar que la lectura de un libro sólo puede traernos beneficios y en ese tenor es que debemos actuar como personas y como sociedad para favorecerla.
Junto con lo anterior, es necesario reconocer que no todos los que forman parte del universo de las personas, debido a sus imperativas circunstancias de vida, lamentablemente pueden quedar al margen de los beneficios, que como ya hemos comentado, aporta el hecho de tener acceso a los libros y a su lectura, no existiendo para estos la oportunidad de que entidades del Estado, privadas o de personas amantes de la literatura, puedan tenderles una mano franca que les facilite el camino. Frente a esta realidad, es de justicia mencionar el surgimiento en el último tiempo de variadas y loables iniciativas al amparo de grupos u organizaciones literarias en este sentido, que además de las realizadas por el Estado mediante el Ministerio de Educación, tienen como objetivo ir en lo posible al cubrimiento de brechas proporcionando el acceso oportuno y fácil para todos las personas que desean ser parte del mundo lector, para lo cual canalizan sus esfuerzos, a lograr un acercamiento con las comunidades interesadas o más necesitadas de apoyo, actividades que son realizadas en terreno.
De muestra un botón, referido a la realización de una actividad de Fomento lector en espacios no convencionales, la que surge desde el Plan de la Lectura de la Seremi de Las Culturas, las Artes y el Patrimonio en colaboración con la Editorial Universidad de Valparaíso. Los participantes pertenecen a una diversidad de áreas vinculadas a la mediación de la lectura, como la bibliotecología, educación, escritura literaria, narración oral, alfabetización, comunicaciones, artes visuales, como también personas de otros ámbitos interesadas en la cultura escrita, que se encuentran vinculadas al fomento lector a través de su participación en talleres o clubes de lectura. Los primeros encuentros se llevaron a efecto en las comunas de Villa Alemana, Los Andes y la Ligua, en el mismo orden, los días 30 de septiembre, 7 y 14 de octubre de 2023; los que contaron además con la colaboración de las Bibliotecas Públicas de la Región de Valparaíso del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, encuentros, que de acuerdo a lo planificado en una primera etapa, tendrán continuidad en su funcionamiento entre los meses de marzo y junio de 2024 en cumplimiento de los objetivos que se han propuesto.
Finalmente, es relevante mencionar lo valioso de estos encuentros, los que se deben destacar e incentivar, considerando el entusiasmo de las personas que participan en estos, el que surge de sus experiencias personales con el Fomento de la Lectura; lo que sin duda es un aporte fundamental para la mediación lectora, base sólida para la formación de nuevos mediadores entre los noveles participantes que han manifestado su interés en participar en esta importante y gratificante actividad, que pretende ir al rescate del libro y su lectura, noble cruzada que es digna de ser imitada, teniendo en cuenta los controvertidos tiempos que estamos viviendo, los que nos alejan cada vez más de la realidad mágica y cualitativa que solo puede entregarnos un buen libro.
Silvio Becerra Fuica, Profesor de Filosofía.