El impacto económico y laboral de la pandemia ha sido profundo, y uno de los grupos más afectados ha sido el de los mayores de 50 años. Un estudio del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales de la Universidad Católica (Clapes UC) explica que los mayores de 50 años son uno de los rangos etarios que más se han demorado en recuperar los niveles de empleo prepandemia.
Hoy las tasas de desempleo en este segmento de la población son 1,6% veces que antes de la covid-19 y, según los cálculos, faltan más de 297 mil empleos para recuperar la tasa de ocupación que tenían antes de marzo de 2020, cuando se inició la emergencia sanitaria. En paralelo, ha aumentado el tiempo en el que se demoran en volver a encontrar un trabajo: 7,1 meses para aquellos entre 50 y 59 años y más de 11 meses para los mayores de 60 años. Pero cerca del 24,3% de los desempleados sobre 50 años enfrenta etapas de desempleo de larga duración (12 meses o más), superando a otros grupos etarios.
La realidad que viven cada vez más personas en esta situación preocupa a los expertos: un 65% de los desocupados mayores de 55 años son proveedores del hogar, lo que puede exacerbar tensiones financieras, traduciéndose finalmente en un aumento de la pobreza,. Otro elemento a considerar es el envejecimiento de la población. Entre 2010 y 2023, la proporción de los mayores de 55 años en la fuerza de trabajo pasó de 15% a 20%”, señala el mismo estudio.
El aumento de la esperanza de vida, que nos llevará a vivir más años, es una realidad cada vez más evidente. Sin embargo, como sociedad, no estamos evaluando adecuadamente el desafío que esto representa, abordándolo de manera superficial. Entre los obstáculos que enfrentan las personas mayores al buscar empleo, el edadismo emerge como el principal. Esta forma de discriminación por edad se manifiesta en sesgos y prejuicios arraigados, como la percepción de que los mayores son más lentos o menos eficientes. Estos estereotipos obstaculizan la inserción laboral de individuos mayores de 55 años, contribuyendo a una falta de diversidad generacional en las empresas. Es fundamental reconocer y abordar estos desafíos intergeneracionales para promover un entorno laboral inclusivo y adaptado a la realidad demográfica cambiante
Las altas expectativas de los solicitantes de empleo y la fragilidad económica desempeñan un papel fundamental en este creciente fenómeno en Chile. La recuperación del mercado laboral ha quedado rezagada con respecto a la actividad económica general, exacerbando el debilitamiento económico. En gran medida, las ofertas laborales no satisfacen las expectativas de los individuos mayores en términos de roles y remuneración, lo que prolonga su búsqueda de empleo. Esta discrepancia entre la oferta y la demanda laboral contribuye significativamente al desafío de inserción laboral para este grupo demográfico.
Es esencial abordar estos problemas de manera integral para garantizar un entorno laboral inclusivo y equitativo. Reconocer el valor y la experiencia de los trabajadores mayores, así como promover políticas que fomenten su participación activa en el mercado laboral, son pasos cruciales hacia la construcción de una sociedad más justa y sostenible. Es imperativo que la sociedad y los empleadores reconozcan y valoren la diversidad generacional como un activo y actúen en consecuencia para garantizar oportunidades equitativas para todos los trabajadores, independientemente de su edad.
Carolina Erices, Prof. Universidad Técnica Federico Santa María.