En la Universidad Católica de Valparaíso se reunieron representantes diplomáticos, académicos, personal de las Fuerzas Armadas y de diversas ONG para abordar los desafíos que nos propone el cambio climático y la perdida de la biodiversidad marina.
El mundo está enfrentando una crisis planetaria producto del cambio climático y el impacto de la contaminación generada por el hombre. Hoy vivimos con tres grados centígrados más respecto al periodo previo a la Revolución Industrial, lo que desencadena impactos devastadores en la naturaleza, donde hay más de un millón de especies animales y vegetales en peligro de extinción.
Por otra parte, el 80% de la contaminación en el mar viene de actividades generadas en tierra. En ese sentido, los desechos plásticos constituyen el 95% de los residuos marinos que se encuentran en las costas y en la superficie del mar. Esto se relaciona directamente con nuestras prácticas de consumo. Si no hacemos un cambio pronto, al 2060 el mundo acumulará 348 millones de toneladas de plástico en ríos y lagos y 145 millones de toneladas de estos restos en el mar.
Enfrentar este devastador contexto fue el objetivo del Blue Talk “El Océano y el Desarrollo Sostenible: Desafíos, tecnologías y conversación”, encuentro organizado por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, a través de la Dirección General de Asuntos Internacionales, con el apoyo de las embajadas de Francia y Costa Rica.
La iniciativa fue la antesala a dos encuentros internacionales que se efectuarán en Costa Rica en 2024 y en Francia en 2025, quienes son coanfitriones de la Conferencia del Océano de Naciones Unidas, donde se revisarán los principales instrumentos sobre contaminación por plásticos y biodiversidad a nivel mundial.
El director general de Asuntos Internacionales de la PUCV, Orlando de la Vega, añadió que “estamos aportando desde nuestras capacidades institucionales a que tengamos un mejor país y contribuir así a la sociedad, también a los países con los que tenemos vínculos. Hay una responsabilidad que tenemos como universidad católica y uno de los encargos deriva del lineamiento 4 de la Encíclica ‘Laudato Sí’ y se relaciona con la ecología integral, que el Papa puso en valor para hacernos cargo de la casa común, que podamos ser más responsable de la relación que tenemos con las dimensiones sociales, políticas y económicas”.
En la reunión participaron representantes de la Armada de Chile, la Corporación Nacional de Mujeres de Pesca Artesanal y el Instituto Francés de Investigación en Ciencias y Tecnologías Digitales (INRIA Chile), entre otras.
Pérdida de la biodiversidad
En la ocasión, el subsecretario (s) de Relaciones Exteriores, Rodrigo Olsen, planteó que uno de los pilares fundamentales de la Cancillería es la política exterior oceánica. “Según la información científica, la biodiversidad está en franco declive en todos los ecosistemas y eso incluye a nuestro océano. Como consecuencia de la intervención humana, en los últimos 50 años hay evidencia científica donde se demuestra que se ha perdido el 50% de la biodiversidad marina y la tendencia muestra que va a continuar en esa dirección y hay que tomar medidas decisivas”, añadió.
La coordinadora residente de Naciones Unidas en Chile, María José Torres, indicó que “estamos frente a una triple crisis planetaria que es producto del cambio climático. Tenemos contaminación y pérdida de biodiversidad. Es una emergencia y una llamada de atención para pensar en el desarrollo futuro de la humanidad y el ejercicio colectivo e individual de los Derechos Humanos”.
Por su parte, la embajadora de Costa Rica en Chile, Adriana Murillo, expresó que se están retomando los Blue Talk generados en el contexto de la ONU. “Sin las organizaciones civiles, los actores privados, las instituciones, la academia y el público general, la conferencia de los océanos no tendrá los mejores resultados. Estos conversatorios han tenido lugar en Estados Unidos, India, Guatemala, Canadá, Argentina, Austria, Ecuador, España, Países Bajos, Suiza, Turquía y Uruguay”.
Al respecto, Chile ha dado pasos concretos para construir una gestión sostenible del océano, ya que cuenta con la protección del 40% de las aguas jurisdiccionales, cumpliendo con la meta 2030 establecida por Naciones Unidas.