Una tocata no se organiza en un día. En el caso del colectivo Errante Imaginario, sus integrantes comenzaron a organizarse con casi tres semanas de antelación. “Creo que ha sido la tocata que más antes pudimos anunciar pero que más ataos ha tenido los días previos”, reconoce Juan Peirano, bajista de la banda Circodelik (@circodelik_) y uno de los miembros fundadores del Errante.
El domingo 7 de abril, la sociedad anónima subió a la página el afiche de la tercera entrega de su “Jardín de los Presentes”, póster hecho por el artista visual Ignacio Herrera (@noctan1000000), el cual anunciaba la fecha y el lugar de convocatoria: el 20 de abril en la calle General Carrera 420 del plan de Reñaca. En las semanas siguientes, le siguieron varios comunicados de prensa en medios como La Región Hoy o Somos la Escena. A unos pocos días de la tocata, miembros del colectivo mandaron a imprimir el afiche y fueron recortando con tijeras hasta tener un montón de pósters que fueron pegados en varias universidades de Viña del Mar y Valparaíso.
“Estas últimas semanas han estado súper movidas”, dice Martina Subiabre, miembro de la comisión de redes sociales del Errante Imaginario. “Yo creo que este evento ha sido el que ha tenido más éxito en términos de difusión porque nos han publicado muchos medios en Instagram y ha llegado a muchas voces cercanas. Yo he tenido gente que no tiene mucha cercanía con el Errante y me ha preguntado ‘oye, ¿hay una tocata el sábado?’”.
Sin embargo, el acto comunicacional más grande se dió el jueves 18 de abril, oportunidad en la que miembros del colectivo conocieron al Presidente de la República. “Fuimos invitados por la oficina de juventud de la municipalidad de Concón en marco al lanzamiento del proyecto del aeropuerto de Concón”, cuenta Javier Cimetier, alter ego del poeta Francisco Chaparro y miembro fundador del colectivo. “Fue una instancia en la cual se nos invitó en representación del Errante Imaginario a Oliver Colores, Vicente Torres y a mí, quienes preparamos una especie de recuerdo para darle al Presidente con el objetivo de darnos a conocer: el poster de la tocata del pasado sábado, una carta escrita por el Errante Imaginario y el poemario de mi autoría ‘El Espantapájaros’ realizado por la editorial Desordenes, la cual es una editorial afiliada al Errante Imaginario”.
“Conocer al presidente en sí fue un gran privilegio que tuvimos como colectivo artístico”, continúa Cimetier. “Fuimos a entregarle los regalos y mantener una conversación bien escueta, porque como entenderán el Presidente es una persona ocupada y no nos pudo dedicar más allá de un minuto o dos minutos. Sin embargo, se armó dentro del evento un momento de mucho respeto cuando hicimos el intercambio. Le comentamos que era un gran honor para nosotros conocerlo y que nosotros pretendemos activar los distintos talentos que se encuentran en nuestra región, además de que queremos ser una escena cultural súper presente y realzar la memoria de quienes vinieron antes que nosotros dentro de la escena del underground, escena que tiende a olvidarse justamente por la falta de producción y sistematización de las experiencias.”
Por su parte, las tensiones aumentaban en cuanto se acercaba el día. “Esto es un evento realizado de forma privada. No estamos contando ni con el apoyo de la Municipalidad ni de ninguna entidad pública como antes hemos hecho”, explica Raúl Riveiros, otro miembro fundador del Errante. “Se trata de manejar el tema de los vecinos, calmar los ánimos, asegurar que no va a pasar nada, controlar el ambiente, estar nerviosos por temas de plata, ver como organizarnos, el escenario, si los artistas van a llegar a tiempo (porque trabajar con músicos es difícil. Eso tiene una complicación grande, especialmente si son amigos tuyos porque no los puedes insultar o corregir tanto, tienes que ser mucho más sútil en eso)”.
El tema de los vecinos fue el más vigente el último día antes de la tocata. “Hago un llamado a que esta fiesta pública se suspenda dado que un domicilio particular en un barrio residencial no es lugar apropiado para convocar tan masivamente”, escribía uno de los residentes del barrio. “Respetuosamente pido a Cayo y familia que cancele el evento. Además, estoy en antecedentes que ya se ha informado a seguridad ciudadana y a carabineros con respecto a esta irregularidad. Esto ha sido realizado por otros vecinos que también están muy preocupados de mantener nuestro barrio como lo que es… un barrio residencial”. A pesar de la mala onda, el evento no tenía ninguna irregularidad e incluso había sido diseñado para que no molestara a nadie pasadas las 11 de la noche, por lo que se decidió llevarlo a cabo de todos modos.
Finalmente llegó el día prometido. El jardín de General Carrera 420 es un espacio amplio y verde decorado con una larga piscina y varios círculos de cuarzo compuestos por piedras rosadas de múltiples tamaños. Pino, veronica, echium, lucanata, acer japónico, alstroemeria, laurel, yuca, lavanda y naranjo son solo algunas de las plantas que pintan este colorido patio. Sillas y sillones fueron dispuestas por el pasto, mientras que el escenario se montó improvisadamente con pallets y cartones en un sector medio tapado por las plantas. Los asistentes fueron llegando de a poco, primero siendo amigos y conocidos que se fueron reuniendo en grupos joviales. “Espero que salga bacán”, dice Claudio Castro, mejor conocido como Cayo, uno de los dueños de casa, mientras se armaba todo. “El espacio se presta mucho para que la gente esté cómoda, que disfrute. Los cabros son muy talentosos así que en eso tengo toda la confianza”.
A las 5, una hora después de la hora de convocatoria, el escenario aún no estaba listo. “El show comienza mucho más tarde así que no hay tanta preocupación ante ello», explica Juan Peirano. Entre sus labores de ese día se incluía el servir de animador del evento, por lo que de vez en cuando toma el micrófono y comparte chistes con el público. Al caer el sol, unas pequeñas luces tratan de iluminar el mayor espacio posible. A esos esfuerzos se añade una lámpara que situaron justo en medio de la composición, sumando así un toque hogareño al evento.
A veces Mila (@aveces.milla) es la primera en presentarse, cantando bañada en tonos lilas y violeta de los pequeños focos. La artista suena mejor en vivo de lo que incluso se oye en su Spotify, con su pop fusión cautivando a la audiencia e introduciéndola en el Jardín de los Presentes. La siguiente en cantar es Transparente (@transpar.ente), quien sube al escenario con una melodía casi etérea. La artista sacó un single hace un año, el cual se encuentra en Spotify «pero no en Youtube Music», dice riendo. En medio de una canción, ella tuvo un problema con el sonido y este se interrumpe. Preguntó incómodamente si seguir o volver a empezar pero el público aplaude y le permite empezar de nuevo. Se siente un sentimiento de camaradería. Es la primera vez que estas dos artistas se presentan en un Jardín con el Errante Imaginario y sus actuaciones se ganaron el amor de la gente.
“El ambiente es muy bonito”, dice Raúl Riveiros. “Hay gente muy variopinta, de distintos lugares. Hay gente que estoy seguro que nunca más volveré a ver en mi vida. Es un ambiente muy grato, muy ameno. La gente se junta, los que no se conocen hablan, se comunican, se toman algunas cervezas. Me recuerda mucho a la primera edición del Jardín de los Presentes que fue exageradamente casera. La misma sensación pero mayor cantidad. Un mayor alcance que yo nunca pensé que íbamos a tener”.
A partir de las 8 tocaban las bandas consagradas del Errante Imaginario, con Circodelik (@circodelik_) partiendo con su característica energía. Llaman al público a interactuar en las canciones, le canta el cumpleaños feliz a uno de sus integrantes y bailan con instrumentos en mano mientras unos amigos empiezan la venta de sopaipillas. Juan Peirano enciende un cigarro en medio de su presentación para luego saltar y bailar con su bajo. “Estaba medio bajoneado al subirme al escenario, no sé por qué, nada en particular, me sentía medio tristón”, reconoce entre risas. “Pero la verdad es que estoy muy feliz. Muy energizante. Estaba medio oscuro, no veía ni mi bajo. Pero no importaba, el apoyo de la gente fue maravilloso. Lo que quiero ahora es seguir con el Errante. Mi prioridad es sacar el disco pronto. Tenemos a la gente que nos sigue y eso es increíble, es algo que me lo quedo en el corazón”.
Después hacen su aparición Laureles (@laaaaureles), sus miembros tomando los micrófonos para intercambiar risas entre ellos y el público. Su carisma electrizante atrapó la atención de la audiencia, pero fueron sus canciones de rock clásico los que los transportaron a un mundo onírico. “Fue una de las mejores recepciones del público que hemos tenido yo creo”, comentó Vicente Gómez, guitarrista y pianista de la banda, tras bajarse del escenario. “Siento que fue súper íntimo. Tuvimos un repertorio distinto al que solemos hacer y tocamos una canción nueva. Fue muy lindo ver que en las canciones más lentas prendieron las luces de los teléfonos, que puede ser muy cliché, pero en una instancia así valió completamente la pena. Especialmente con una canción tan personal como es ‘La Carta’, fue muy lindo ver ese gesto”. La última canción de su repertorio fue una pieza que era tocada por primera vez en vivo titulada “Ciudad Escarlata”: “Ciudad Escarlata era un regalo que queríamos entregar en el Jardín y una nueva propuesta de nuestros propios sonidos. Espero que hayan tenido el viaje, hayan entrado a Ciudad Escarlata y hayan tenido la experiencia inmersiva de lo que puede ser la canción”.
Oliver Colores (@caracolitocaracol) fue el último músico en presentarse. Subió solo al escenario con su guitarra, su repertorio era más tranquilo para esas horas de noche. Se lo notaba medio nervioso. Era la primera vez que se presentaba en Chile desde que volvió de su gira autogestionada por Europa. A pesar de todo, sus canciones tocaron los corazones de tal manera que más de un par se largó a llorar de la emoción. “Como artista mi deseo es conmover”, explicó Colores con una lata de cerveza en la mano. “Debido a que la institución ha instrumentalizado la música como un objeto de mercantilización e industria, como músico además de tocar tengo la responsabilidad de gestar espacios donde la música se posicione en contra de eso. Entonces cumples dos roles: de embajador, de invitar a la gente a escuchar música de una manera distinta, y después como músico”.
El evento terminó con la interpretación de “He barrido el sol” de Los Tres hecha por varios miembros de las bandas en un ejercicio de jovialidad y buenas intenciones, pero no sin antes concluir con la presentación de baile urbano de Rodrigo Valenzuela (@rvalenzuelaa_09), Sebastián Galber (@sebitakurt) y Alan Caniumán (@alan.caniuman). Estos últimos demostraron tener un ritmo sin igual, además de gran coordinación y agilidad, inyectando al público reunido con un muy necesitado golpe de adrenalina y recompensando la paciencia de aquellos que se quedaron hasta el final. “El jardín 3 fue un evento lleno de momentos hermosos, de alegría, de pasarlo bien, de emoción increíble”, explica Rodrigo Valenzuela, o Rorro para los amigos. “Y para nosotros también fue una muy grata oportunidad de trabajar con el Errante y lo recomiendo bastante.
“El Errante nace como una forma de decir ‘no hay espacio en Concón, no hay espacio en Reñaca, solamente hay espacio de Valparaíso y están bastante saturados de gente’”, reflexiona Raúl Riveiros una vez concluído el evento. “El Errante nace para construir un espacio para nosotros mismos. Y que esté funcionando y que la gente sea parte de ese ambiente me colma el alma, me llena de una gratitud muy grande”.