Gustav Klimt fue un pintor austriaco perteneciente al movimiento simbolista quien vivió entre los siglos XIX y XX. Sus obras se centran en la representación de las mujeres desnudas “la libertad expresión de la mujer libre”. Lo interesante es el espacio creado entre los cuerpos y el fondo, donde el universo abstracto del pintor sale a flote como parte de lo imaginado y la mujer lo tangible.
En la obra “Madre e hija las tres edades de la mujer”, muestra el rol femenino en todas sus facetas, la madre no solo es la que abraza al pequeño infante, sino que aquella que a pesar de su edad abraza la maternidad en todas sus etapas. En esta obra se representa el ciclo de la vida, pero además el fuerte abrazo de la madre muestra el poderoso cobijo que la mujer puede generar en la inocencia de la infancia. La niña duerme sutilmente reposando su cuerpo en los brazos de su progenitora dejando de manifiesto la seguridad a ciegas que los hijos sienten bajo el alero de los padres. En la pintura las telas entrecruzan el cuerpo de la madre y su hija simbolizando la unión física y espiritual, representa también la función primigenia del cordón umbilical.
La maternidad no es solo un estado biológico sino además del alma cobijadora, no solo de aquella que ha podido dar a luz, sino de la nobleza de la mujer en todas sus etapas y dimensiones para cobijar cálidamente a otro. De eso se trata la belleza humana.