Según datos de la Encuesta Nacional de Salud, aproximadamente el 27,6% de la población chilena, equivalente a cerca de 5 millones de personas, padece de hipertensión, una condición que conlleva un aumento persistente de la presión arterial y un alto riesgo de enfermedad cardiovascular y renal. Ante este panorama, la importancia de abordar esta condición desde una perspectiva nutricional cobra relevancia.
«Hemos concentrado gran parte del esfuerzo en la disminución del sodio para prevenir esta enfermedad. Sin embargo, nos estamos olvidando de la importancia que tiene el potasio en nuestra dieta», expresó Jessica Fuentes, directora del Diplomado de Nutrición Clínica del adulto de la Universidad San Sebastián.
Diversas investigaciones han revelado hallazgos significativos sobre el papel del potasio en la salud cardiovascular y la presión arterial. El aumento del consumo de potasio se asocia con una disminución tanto en la presión arterial sistólica como diastólica, especialmente en personas con hipertensión arterial, según diversos estudios.
Consuelo Díaz, docente del Magíster en Nutrición y Salud Pública de la USS, destaca que «los efectos beneficiosos en la salud pública del aumento de la ingesta de potasio serían considerables, dado que el aumento de la presión arterial constituye el principal factor de riesgo mundial de mortalidad, pues está implicado en el 13% de todas las muertes.»
Es fundamental considerar que el beneficio del potasio no se extiende a personas con enfermedad renal crónica, para quienes el aumento en la ingesta de potasio no está indicado y podría resultar contraproducente. Sin embargo, un mayor consumo de potasio está vinculado a una reducción en la incidencia de accidente cerebrovascular (ictus), subrayando aún más la importancia de este mineral en la salud cardiovascular.
La Dieta DASH (Dietary Approaches to Stop Hypertension) emerge como una estrategia dietética efectiva para el control de la hipertensión arterial. Esta dieta, centrada en el consumo de alimentos ricos en potasio y baja en sodio, prioriza alimentos como legumbres, cereales integrales, frutos secos, frutas y verduras, mientras que limita el consumo de alimentos ultraprocesados y altos en sodio, como embutidos y conservas.
«Es crucial tener en cuenta que la dieta occidental, caracterizada por su alto contenido en sodio y bajo en potasio debido al consumo predominante de alimentos ultraprocesados, puede contrarrestar los efectos beneficiosos del potasio en la presión arterial. Los alimentos ricos en potasio, como frutas, verduras, legumbres y alimentos integrales, son esenciales para mantener un equilibrio óptimo en la ingesta de este mineral», explica Consuelo Díaz.
En opinión de la nutricionista Jessica Fuentes, «una estrategia para incentivar un mayor consumo de este mineral podría ser incorporar en el etiquetado nutricional un sello verde que alerte positivamente a la población sobre los alimentos ricos en potasio y sus beneficios para la salud cardiovascular.»
La inclusión del potasio en el etiquetado nutricional de alimentos podría ser una herramienta efectiva para promover hábitos alimenticios más saludables y prevenir enfermedades cardiovasculares.