En el marco de las fiestas patrias, vale la pena tomarse una pausa y reflexionar sobre nuestra región y los desafíos que aún tenemos pendientes. Alcanzar el aprendizaje integral de los estudiantes es el propósito sobre el cual trabajamos junto a comunidades educativas, sociedad civil, organismos públicos, entre otros actores. Sin embargo, aún tenemos un desafío fundamental: la inseguridad, tanto al interior como en el exterior de la escuela.
La desigualdad en nuestra región y país es evidente. Lamentablemente, el lugar donde naces sí determina tu futuro y esto se refleja en muchos establecimientos. Día a día se ven enfrentados a problemáticas externas a la escuela como son los asaltos, funerales de alta connotación, venta de drogas, pero también dentro de la escuela como son las peleas entre alumnos y el bullying físico, psicológico y verbal.
Es evidente que, al mirar el modelo de necesidades humanas, la seguridad y protección juegan un rol preponderante para alcanzar la autorrealización de cada estudiante. Es por ello que nuestra invitación es a abordar este problema de manera integral. Necesitamos la mayor cantidad y diversidad de actores regionales que se comprometan desde sus áreas de influencia para enfrentar esta compleja problemática. Si no trabajamos colaborativamente, el futuro de niñas, niños y jóvenes se encuentra en horadado.