La Selección Chilena vive un proceso de recambio de jugadores, un ciclo natural y esperado en cualquier equipo de alto rendimiento. Este cambio ha traído consigo resultados no deseados, y la moral del equipo está afectada, estando últimos en las clasificatorias rumbo al Mundial 2026.
Una de las claves del éxito de la «Generación Dorada» fue el respeto por el proceso y la construcción de lo que en psicología del deporte se llama “confianza colectiva”, que permite un alto rendimiento reflejado en una alta eficacia y eficiencia.
Hoy, esta nueva camada de jugadores se enfrenta a desafíos tanto dentro como fuera de la cancha, muchos de ellos relacionados con factores psicológicos que son críticos en el deporte de alto nivel, como la ansiedad, motivación, autoconfianza, cohesión de equipo y fatiga mental.
Hay que generar esa confianza colectiva, donde cada uno se compromete y confía en que su compañero se preparará y hará lo que debe hacer dentro y fuera de la cancha. Es esencial que estos jugadores construyan su propia identidad y jueguen con la seguridad de que no se trata de replicar a la «Generación Dorada», sino de ser la mejor versión de ellos mismos.
El cuerpo técnico, dirigentes y, por supuesto, aficionados deben entender que este es un proceso, y que solo con trabajo duro, cohesión de equipo y protección mutua entre los jugadores será posible construir algo duradero. No es momento de buscar culpables, sino de fortalecer el trabajo colectivo y, como en las grandes gestas deportivas, demostrar que, con esfuerzo, los resultados llegan.
Este momento es una oportunidad para mirar hacia adelante. La confianza colectiva no se construye de la noche a la mañana. Cada derrota es una lección, y con cada lección, el equipo se fortalece.
Una de las claves del éxito de la «Generación Dorada» fue el respeto por el proceso y la construcción de lo que en psicología del deporte se llama “confianza colectiva”, que permite un alto rendimiento reflejado en una alta eficacia y eficiencia.
Hoy, esta nueva camada de jugadores se enfrenta a desafíos tanto dentro como fuera de la cancha, muchos de ellos relacionados con factores psicológicos que son críticos en el deporte de alto nivel, como la ansiedad, motivación, autoconfianza, cohesión de equipo y fatiga mental.
Hay que generar esa confianza colectiva, donde cada uno se compromete y confía en que su compañero se preparará y hará lo que debe hacer dentro y fuera de la cancha. Es esencial que estos jugadores construyan su propia identidad y jueguen con la seguridad de que no se trata de replicar a la «Generación Dorada», sino de ser la mejor versión de ellos mismos.
El cuerpo técnico, dirigentes y, por supuesto, aficionados deben entender que este es un proceso, y que solo con trabajo duro, cohesión de equipo y protección mutua entre los jugadores será posible construir algo duradero. No es momento de buscar culpables, sino de fortalecer el trabajo colectivo y, como en las grandes gestas deportivas, demostrar que, con esfuerzo, los resultados llegan.
Este momento es una oportunidad para mirar hacia adelante. La confianza colectiva no se construye de la noche a la mañana. Cada derrota es una lección, y con cada lección, el equipo se fortalece.