Reconocida como la peor tragedia de las últimas décadas, el megaincendio ocurrido el 02 de febrero de 2024, sigue generando repercusiones. A un año del siniestro las críticas por la falta de reconstrucción se multiplican y las víctimas vuelven a revivir todos los fantasmas.
Para la Directora Regional de la Fundación Pacto Social, Samira Chahuán, lo peor ha sido que las familias no han podido superar el impacto emocional causado por devastador paso de las llamas, y en especial al observar que los escombros y no las nuevas viviendas, siguen siendo el panorama que se observa en los sectores afectados.
“Pese a que el tejido social en los sectores siniestrados se fortaleció frente a la catástrofe,porque los vecinos se unieron mucho más en medio del dolor, la falta de una respuesta rápida y concreta por parte del Estado ha dejado profundas cicatrices en la salud mental de quienes enfrentaron la tragedia: ansiedad, depresión y estrés postraumático son el día a día de quienes perdieron todo. No solo sus casas, sino que también a sus familias y seres queridos. La falta de reconstrucción ha impedido que los damnificados hayan podido vivir el duelo de manera adecuada”, sostuvo Chahuán.
Para la directora de la Fundación Pacto Social, es necesario entender que los impactos del megaincendiono sólo se circunscriben a las víctimas y damnificados, sino que también a familiares, amigos, compañeros de trabajo y a la ciudadanía.
“Tal vez por eso cada error, descoordonación, falta de planificación, confusión con los bonos de ayuda y así un sinfín de procesos burocráticos engorrosos que no han llegado a nada, generan tanto impacto y reabren el dolor de toda una ciudad”, agregó la socióloga.
Por último, indicó que ha sido evidente la incapacidad de las autoridades para responder de forma correcta a la magnitud de la emergencia y se pone en entredicho el rol del Estado
“Las familias viven en una constante incertidumbre, pero además, si hacemos un escáner de cómo hoy el país y las autoridades enfrentan los problemas no es sólo ineficiente, sino que se aborda desde una lógica de confrontación contra el otro sector político y contra las empresas y no desde la colaboración con ellos. Eso golpea profundamente a quienes hoy viven los problemas porque son aún más postergados”.