Cerca de 200.000 personas llegaron a la plaza de San Pedro para presenciar la ceremonia del Papa Francisco.
La ceremonia inició con la llegada del féretro con los restos mortales a hombros de los ‘sediarios’ a la plaza de San Pedro tras atravesar la puerta central de la basílica para dar inicio al funeral.
El ataúd fue ubicado frente al altar, sobre una alfombra y junto a un cirio encendido y entonces se escuchó el aplauso de los cerca de 200.00 fieles presentes. Después se colocó encima el libro del Evangelio abierto y la plaza de San Pedro se sumió en un absoluto silencio y los cardenales concelebrantes ocuparon su puesto en el lado izquierdo del sagrado.
La liturgia fue presidida por el cardenal decano Giovanni Battista Re, junto a otros 980 purpurados, obispos y sacerdotes. En su homilía, el prelado recordó a Francisco por «no cesar de alzar su voz implorando la paz» y por dedicarse a «los últimos de la Tierra» como los pobres y los migrantes.
«Estableció contacto directo con la gente, deseoso de estar ahí para todos, con una marcada atención a quienes tenían dificultades, dedicándose a pensar en todo, hasta en los últimos habitantes de la Tierra y en los marginados. Fue un papa entre el pueblo, con un corazón abierto a todos», agregó el cardenal.