En el mes de la Conciencia Ambiental, es importante ir más allá de las intenciones para enfocarse en las acciones concretas. La minería chilena está liderando una transformación poderosa, convirtiéndose en un motor de la sostenibilidad del país a través de la innovación y la inversión.
Las cifras hablan por sí solas. Según datos de Cochilco, hoy el 70% del suministro eléctrico de la minería proviene de fuentes limpias, un salto impulsado por una inversión récord en energías renovables que, según la Asociación Chilena de Energías Renovables y Almacenamiento (Acera), creció un 231% en el último año. A esto se suma el desarrollo de 24 plantas desaladoras que aseguran el recurso hídrico para las operaciones y para las comunidades, y la implementación de programas de economía circular que están cambiando el paradigma de los residuos. La electromovilidad y el hidrógeno verde ya no son un plan a futuro, sino una realidad en nuestras flotas.
Lo anterior ratifica que la conciencia ambiental está en la estrategia del sector. Este cambio es impulsado por una visión de futuro compartida, donde iniciativas como Compromiso Minero, que agrupa a más de 115 adherentes del ecosistema, demuestran que la colaboración es la herramienta más eficaz para acelerar los cambios que Chile necesita.
La minería del siglo XXI no solo provee los minerales críticos para la transición energética global, sino que asume la responsabilidad de hacerlo de forma sostenible. En este día de reflexión, reafirmamos nuestro compromiso de ser parte activa de la solución, trabajando por un desarrollo que beneficie a las personas, respete los territorios y proteja nuestro futuro.
Lilian Velásquez, profesora asociada de la Escuela de Ingeniería Pontificia Universidad Católica y adherente de Compromiso Minero