El uruguayo Pablo Laurta (39) se hizo popular por una agrupación llamada “Varones unidos” en la que destilaba odio contra las mujeres. Se le acusa de concretar un plan macabro para asesinar a la madre de su hijo, su exsuegra y hasta un chofer que lo ayudó en su viaje a Argentina. Ya tenía denuncias por violencia de género.
Pablo Laurta tiene 39 años, es uruguayo y durante meses planificó su regreso a la Argentina. Dijo que iba a ver a su hijo P., de apenas cinco. Pero detrás de esa excusa, fundamentada en un grupo misógino llamado “Varones unidos” donde hablaba de “falsas denuncias de género” y desde el que era respaldado públicamente por dirigentes libertarios, se escondía un itinerario de crueldad, fuga y horror.
El sábado 11 de octubre, en una casa del barrio Villa Serrana, al norte de la ciudad de Córdoba, Laurta habría ejecutado el doble femicidio de su expareja Luna Giardina (26) y su exsuegra Mariel Zamudio (54). Lo habría hecho frente a su pequeño, ese al que él había jurado cuidar.
Cuando terminó el baño de sangre, se llevó al niño y escapó rumbo a su país natal, según la investigación en su contra. Pero, en la provincia de Entre Ríos, quedó trunco su plan. Su huida dejó un rastro que los investigadores hoy reconstruyen como la continuidad de un plan que había comenzado días antes, en silencio y con un crimen previo: el presunto asesinato del remisero (conductor de un remís, servicio de transporte de pasajeros), Martín Palacios (49), hallado decapitado y mutilado en un camino vecinal del departamento Concordia, cercano a la frontera.
Laurta está hoy imputado por doble homicidio agravado por mediar violencia de género (femicidio) y por uso de arma de fuego, además de ser investigado por el asesinato del chofer que lo llevó a cumplir su misión. La única pena, en caso de ser hallado culpable por la Justicia, es la prisión perpetua.