En Chile, el sistema de votación tradicional ha demostrado ser confiable y ha permitido sostener procesos electorales seguros y ordenados. Sin embargo, existen situaciones, como la de trabajadores en turnos extensos, personas con movilidad reducida o quienes viven en zonas aisladas, en las que participar presencialmente se vuelve un desafío. Es en estos casos donde surge la pregunta ¿podemos avanzar hacia un modelo complementario que incorpore herramientas electrónicas?
La tecnología para ello existe y se utiliza con éxito tanto dentro como fuera de Chile. Sin ir más lejos, en EVoting hemos contribuido con el desarrollo de más de 3 mil votaciones en diferentes partes del mundo, con aplicaciones que van desde votaciones sindicales hasta masivas consultas ciudadanas. Estos procesos han demostrado que es posible ofrecer mecanismos ágiles, seguros y transparentes, capaces de ampliar la participación y facilitar la toma de decisiones colectivas.
Las experiencias internacionales también muestran caminos ya recorridos. Estonia, por ejemplo, ha consolidado el voto electrónico como parte de su cultura cívica, permitiendo emitir sufragios de forma remota con altos estándares de seguridad. Estos casos evidencian que la adopción de nuevas tecnologías no es solo un desafío técnico, sino también cultural.
Además, existe un potencial logístico significativo. La digitalización puede reducir costos operativos, simplificar la organización de los procesos y agilizar la entrega de resultados. Pero, más importante aún, puede mejorar la accesibilidad, permitiendo que más personas ejerzan su derecho a voto sin barreras geográficas o de movilidad.
Por supuesto, cualquier avance en esta materia requiere reflexión, inversión y garantías sólidas de seguridad. Pero la experiencia acumulada y los casos de éxito muestran que es posible modernizar la participación ciudadana sin renunciar a la confianza que la ciudadanía deposita en el actual sistema.
La pregunta, entonces, no es si debemos reemplazar lo que ya funciona, sino si estamos dispuestos a sumar herramientas que amplíen las oportunidades de participación. ¿Estamos preparados culturalmente para un cambio así?
Felipe Lorca, Gerente General de EVoting




















