Según la II Encuesta Nacional de Uso de Tiempo (II ENUT) 2023, las mujeres destinan en promedio 4 horas y 47 minutos diarios de trabajo no remunerado, como trabajo doméstico y de cuidados, mientras para los hombres la dedicación es solo de 2 horas y 32 minutos. Siendo mayor la carga global de las mujeres frente a los hombres.
Por otro lado, el estudio de Fundación Sol realizado el año 2020, muestra y declara que el 96,6% de las mujeres que se consideran “inactivas” (sin trabajo remunerado) lo están por su dedicación al trabajo doméstico y de cuidados, y un 53% de mujeres están en “pobreza de tiempo”, sin contar con espacios de autocuidado y descanso. A lo anterior se suma el desempeño de múltiples roles en el trabajo remunerado, doméstico y de cuidados.
Las mujeres vivencian una carga desigual de cuidados, determinada socialmente por factores estructurales y por una construcción de género que feminiza los cuidados y roles vinculados al trabajo doméstico, esto permite entrever como la sociedad y los hombres se apropian del tiempo femenino generando desigualdades, limitando la participación de las mujeres en diversos espacios y afectando su bienestar integral.
Se puede decir que existe una distribución inequitativa de roles junto con una división sexual del trabajo que limita la participación de mujeres en espacios laborales remunerados, produce brechas salariales, con una sobrecarga importante, que incluye un aumento de carga mental, mayor estrés, agotamiento y pobreza de tiempo que limita la participación en ocupaciones de ocio, autocuidado, desarrollo personal y ocupaciones significativas en general, impactando en la justicia ocupacional, porque además, va cargada de autoexigencia por lograr cumplir con todo y sin manifestaciones de agotamiento, a propósito de la presión por cumplir con las expectativas sociales.
Se sugieren acciones de promoción del bienestar integral para evitar la sobrecarga y el desarrollo de condiciones de salud mental y el impacto negativo sobre la salud en general. Es importante y urgente promover la equidad entre géneros, que se desarrolle corresponsabilidad en las tareas domésticas, de cuidados y en épocas de festejos como las fiestas de fin de año, además de favorecer espacios de autocuidados y una red de apoyo que sostengan los cuidados de forma colectiva y en red, garantizando de algún modo el cuidado y el bienestar de quienes cuidan.
Macarena Quilabrán Meneses
Académica Terapia Ocupacional
Universidad Andrés Bello




















